Arduo ha sido el trabajo de investigación para lograr esta biografía lo más acabada posible. Y ha valido la pena.
La relación POESÍA – LOCURA – ENFERMEDAD – MISTICISMO no es una relación aislada o anecdótica. No se esperan todas las variables, como en un síndrome, se arma el diagnóstico poético sumando características objetivas y subjetivas.
Resultará una lectura algo extensa, pero, les aseguro, fructífera.
Jacobo Fijman Súriz (Orhei, Rusia, 1898 – Buenos Aires, Argentina, 1970)
Nace el 25 de enero de 1898 en Orhei, entonces localidad del pueblo de Bessarabia, en Rusia, actualmente en la República de Moldova, en Rumania. Es el mayor de 6 hermanos, dos de ellas ya nacidas en Rusia, Fedora y Aída, con quienes , en 1902, don Samuel Fijman y doña Natalia Súriz, deciden emigrar hacia Argentina hacia 1902, huyendo de la persecución antisemita. Se asentarán inicialmente en el sur de la Argentina, en Río Negro, viviendo en campamentos mientras el padre trabaja colocando vías férreas. Llegarán a Buenos Aires en 1903, a la provincia de Lobos. En la Argentina nacerán sus tres hermanos menores: David, Bernardino y Enrique. Jacobo inicia sus estudios primarios pero deberá interrumpirlos dada la precaria situación económica en que su familia vive. Ya en Lobos, su padre instala un pequeño negocio que no logra ir bien, pero al menos Jacobo logra reiniciar sus estudios. Su padre morirá antes que Jacobo parta a Mendoza a proseguir sus estudios secundarios, hacia 1910. Culminará la educación secundaria tras regresar a Lobos y hacia 1917 abandonará definitivamente a su familia, mientras logra concretar un breve paso por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Luego se encargará, en forma autodidacta, de estudiar filosofía, historia, gramática, ciencias médicas, astrología, griego, latín y francés. Ingresa al Instituto de Lenguas Vivas donde estudia filosofía antigua, griego, latín y francés, idioma del cual obtendrá título de profesor y ejercerá brevemente la docencia en el Liceo Nacional de Señoritas de Belgrano. Desde temprana edad manifestará facilidad para la ejecución musical del violín, y seguirá desarrollando dicha habilidad en los años sucesivos, inclusive con el estudio intenso en la interpretación de dicho instrumento. Es gran admirador de la obra de Arcángelo Corelli.
Hacia 1921, en Buenos Aires y desempeñándose como periodista, sufre lo que aparentemente fue una primera crisis sicótica, tal vez de tipo mística, la cual termina en un arresto policial en medio de un episodio violento en que es fuertemente golpeado y luego llevado al Instituto de detención de Villa Devoto y posteriormente al Hospicio de las Mercedes (17 de enero de 1921, según registro de esta última institución), donde quedará internado por cerca de 6 meses y en donde, según relata el mismo Fijman, recibirá castigos físicos que influirán decididamente en él por el resto de su vida.
En 1922 emigra hacia el Uruguay y trabaja irregularmente en una editorial de Montevideo, desde la cual, en medio de la miseria, envía a su amigo Carlos Grünberg, sus primeros poemas, algunos de los cuales serán publicados en la Revista de la comunidad judía de Buenos Aires, “Vida Nuestra”, en Agosto de 1923. Un mes después, la revista Noticias Literarias, también de Buenos Aires, publicará su comentario “El lector de Bach”.
Entre 1924 y 1925 viajará errante por las costas del norte argentino, Paraguay y Brasil, trabajando en un sinfín de menesteres para lograr su manutención.
Luego de ello regresa a la Argentina y se hace parte del grupo literario Martín Fierro donde conoce a J.L Borges, O. Girondo, L. Marechal (quien habría sido el que lo invitó al grupo), Macedonio Fernández, José Planas y Antonio Vallejo, Alfredo Bigatti, entre otros, todos ellos integrantes de la primera línea de la vanguardia argentina.
Entre 1926 y 1927 publica algunos poemas y relatos en la revista Martín Fierro y Mundo Israelita, y en el diario Crítica. Sus poemas reciben elogios de parte de Raúl Scalabrini y A. Vallejo. Colabora también con las revistas Mundo Argentino, Vida Nuestra, Revista Número, Revista Arx, entre otras, hasta que, en Noviembre de 1926, publica su primer poemario con el título de “Molino Rojo”, el cual contenía 41 poemas y algunas xilografías de Pompeyo Audivert y José Planas Casas. El título de esta primera publicación será explicado por el mismo Fijman, quien alude a una situación absolutamente doméstica mientras buscaba un título para explicar una poética que grafique sus estados mentales de “demencia y vértigo”. Mencionará también que este poemario lleva la impronta de la sonata de Corelli, “La locura”. Sin embargo, dada la convulsa situación político-social de aquel momento, aquel título será asociado a movimientos anarquistas y socialistas.
En 1927, junto a Oliverio Girondo y Antonio Vallejo, y auspiciado por ellos, viaja a Europa, desembarcando en París, donde conocerá a varios importantes personajes del movimiento surreralista: André Breton, Paul Éluard, Isidore Ducasse, Robert Desnos y Antonin Artaud. También en París se verá rodeado de grandes templos y catedrales que llamarán profundamente su atención y agudizarán su ya confusa situación mística llevándola a una situación crítica, con la cual regresará a Buenos Aires. Aquí se mantiene en contacto con la bohemia local, conoce al pintor Benito Quinquela Martín en el Café Tortoni de Buenos Aires y mantendrá su fascinación por la pintura medieval y la iconografía religiosa que había ya revisado en el Louvre. Participará con Audivert en las reuniones de “Camuatí”, agrupación de trabajadores por la cultura. Luego asistirá a reuniones con la comunidad católica y con monjes benedictinos. En 1929 publicará su segundo poemario, con el título de “Hecho de estampas”, que reúne 15 poemas, claramente relacionados a sus vivencias religiosas y su admiración por las imágenes ya mencionadas. Recibirá, por esta publicación, elogios de parte de la comunidad literaria católica en la revista Crítica (medio de dicha comunidad), principalmente por Tomás de Lara. En abril de 1930, es bautizado en la fe católica. En mayo de 1930, la revista Número anuncia la próxima aparición de un libro de cuentos, “San Julián el pobre”, publicación que no se llevará a efecto. A fines de 1930, obtiene una cátedra en francés y esto le permitirá ahorrar algún dinero con el cual viajará a Europa por segunda vez con la intención de ingresar como monje a un monasterio benedictino en Bélgica, pero tal permiso será rechazado. Pasa por España, Francia e Italia antes de llegar a Bélgica con las intenciones antedichas.
En 1931, ya en Buenos Aires, publica su tercer y último libro de poemas: “Estrella de la mañana”, de hondo contenido espiritual y que hace su aparición en pleno gobierno dictatorial dirigido por Uriburu. La revista Número, con la cual Fijman colaboraba, desaparece en este gobierno y esto lo sume a una nueva etapa de indigencia y soledad, a veces autoimpuesta. En 1934 La Nación publica 2 obras suyas y en 1934 la revista Arx, imprime su poema: “Letanía del agua perfecta”. En abril de 1934 fallece su madre y él asiste a los funerales, luego de lo cual regresa a su soledad. Concurre frecuentemente a la Biblioteca Nacional Argentina hasta 1942, año en que es notificado por la dirección de dicho establecimiento, respecto a su imposibilidad de seguir asistiendo, tras algunos incidentes con el personal de la biblioteca.
Las crisis mentales se suceden, pinta, estudia obsesivamente, toca el violín en las calles para sostenerse económicamente, vive en conventillos, sobrevive. Dados algunos episodios violentos, es detenido tras el allanamiento del ático en el que reside en la Avenida de Mayo, esto entre octubre y noviembre de 1942. Tras su detención es ingresado al Hospicio de las Mercedes (que posteriormente se convertirá en el Instituto Neurosiquiátrico José T. Borda) con los diagnósticos de “Psicosis distímica y Síndrome confusional”. A pesar de los tratamientos de aquella época, electrochoques y sedantes a discreción, Fijman logra mantener actividad artística y sigue escribiendo poemas. Nunca más será dado de alta de este sanatorio, aunque sí será trasladado, en 1952, a la Colonia de Alienados “Open Door” donde permanecerá por 2 años y luego regresará al Instituto Borda.
En 1948 aparece retratado por Marechal, bajo el nombre de Samuel Tesler, en el “Adánbuenosaires” una de las más celebradas novelas de las letras argentinas.
El 3 de enero de 1953, dos décadas después de que yace en el olvido, Lisardo Zía publica en El Clarín, una reseña recordatoria del poeta.
Logra algunos permisos cortos, visita algunos amigos, aparecen desde 1958 algunas notas suyas y en aquel año logra gestionarse una pensión de la Sociedad Argentina de Escritores.
En 1962 y 1964 es incluido en dos importantes antologías poéticas y en 1966, Lisandro Galtier publica dos poemas inéditos de Fijman en la revista Testigo. Una publicación siquiátrica, publicará algunos de sus poemas en 1968.
Anecdóticamente, Fijman logrará algún dinero a partir de traducciones del francés que hacía para los médicos del hospital en el que estaba internado.
También en 1968, Jacobo Fijman recibe la visita de Vicente Zito Lema, director de la revista Talismán, cuya primera edición será dedicada íntegramente a “Jacobo Fijman, poeta en hospicio”.
Notas respecto a él aparecerán en las revistas Panorama, Análisis y Gente, y ellas incentivarán a los hermanos menores, David y Bernardino, a visitarlo al Borda en el que estaba recluido.
Luego de mucha tramitación, Zito Lema es nombrado “curador” de Fijman y logra incluso llevarlo a su propia casa algunos fines de semana. A Zito Lema, Fijman confesará sus más recónditos temores: “Sé que dentro de muy poco me voy a morir. Ya soy viejo y he sufrido lo suficiente. Pero tengo miedo de lo que me espera. No de la muerte porque ya estoy muerto en Cristo sino de que me abran la cabeza como hacen con todos los internos. ¡No quiero presentarme ante Dios cuando resucite con el cerebro dañado y chorreando sangre! Mi vida ha sido el estudio, la poesía, quiero estar hermoso, digno. Además va a estar ella, la Virgen, la única que no se burló de mi amor, ni me rechazó”. Con total lucidez, explicará después: “No soy enfermo. Me han recluido. Me consideran un incapaz”.
Aparecerán durante 1969 una serie de notas firmadas por Fijman en la revista Extra. En 1979 será invitado a un programa de televisión, “La Ciudad Creadora” donde súbitamente expresará ante cámaras: “Todos los domingos, en Misa, los sacerdotes comen mierda”. En Julio de 1970, Zito Lema publica “El pensamiento de Jacobo Fijman, o el viaje hacia la otra realidad”.
El 1 de diciembre de 1970, gravemente enfermo, fallece de un Edema agudo pulmonar. Fue velado en una sala de la Sociedad Argentina de Escritores, con la asistencia de Zito Lema y una o dos persona más.
Obras:
Molino Rojo , 1926 (poesía)
Hecho de Estampas, 1930 (poesía)
San Julián el pobre, 1930 (cuentos)
Estrella de la mañana, 1931 (poesía)
Actualmente pueden encontrarse en librerías algunas selecciones de poemas y la Poesía Completa (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2007).
En 1998 se editó “San Julián el pobre”.
Algunos poemas de Jacobo Fijman:
De “MOLINO ROJO”:
ALDEA
Mi blanca soledad
Aldea abandonada.
Revuelo de perezas
Sobre la torre de un anhelo
Que tañe sus horizontes.
Pintadas negras de la desolación.
Yunques abandonados y puentes solariegos.
Se ha sentado el dolor como un cacique
En el banquillo de mi corazón.
Las lluvias estancadas de mis sueños
Se han cubierto de musgo.
En el horno apagado del silencio
Mis frutos maduraron
Estérilmente.
Perdí mi itinerario en el desierto.
¡Hospedería triste de mi vida
en donde sólo se aposentó el azar!
En una pradería de cansancios
Balan estrellas mis ovejas grises.
Lugarón sin destino;
Las calles andariegas
Beatas de mi ser
Son manos
Contemplativas
Que van perdiendo soles...
MORTAJA
Por dentro;
Atrás el rostro.
¡El pasado aniquila!
¡Es en vano que encuentre una herradura
en el estanque turbio de mi imaginación!
El árbol ha cubierto de palomas
mi soledad; pero es en vano.
Desnudo
Siempre estoy como una llanura.
Para buscar un cerro
Miro las multitudes.
Estoy siempre desnudo y blanco;
Lázaro vestido
de novio;
una mortaja viva
entre el ayer eterno
y el eterno mañana;
una mortaja viva
que llora en mi garganta.
CANTO DEL CISNE
Demencia:
El camino más alto y más desierto.
Oficios de las máscaras absurdas; pero tan humanas.
Roncan los extravíos;
Tosen las muecas
Y descargan sus golpes
Afónicas lamentaciones.
Semblantes inflados;
Dilatación vidriosa de los ojos
En el camino más alto y más desierto.
Se erizan los cabellos del espanto.
La mucha luz alaba su inocencia.
El patio del hospicio es como un banco
A lo largo del muro.
Cuerdas de los silencios más eternos.
Me hago la señal de la cruz a pesar de ser judío.
¿A quien llamar?
¿ A quien llamar desde el camino
tan alto y tan desierto?
Se acerca Dios en pilchas de loquero,
Y ahorca mi gañote
Con sus enormes manos sarmentosas;
Y mi canto se enrosca en el desierto.
¡Piedad!
SUB-DRAMA
Desolaciones.
Altos silencios
Que balancean sus cabezas truncas
esencialmente.
Han caído mis esperanzas
como palomas muertas.
Desbandes.
El canto de mi mismo se alucina.
Cristales rotos.
Murga carnavalesca.
¡las risas rojas!
Cifras desafinadas y arbitrarias;
¡el dolor más eterno!
Me trasvasa el espanto sus caminos.
Pavor de candelabros;
Romance de agonía.
¿Quién soy?
Ha perdido su espacio
completamente el universo.
Se cierran las estrellas en mis ojos.
Nadie y nada.
Terribles apariencias
aplastan el cristal de sus sarcasmos.
Pasa un convoy de brujas caprichosas;
cuelgan mis extensiones deformadas.
Mi corazón es una isla roja
en que destacan sus banderas negras
los días de mi anhelo.
Las miradas ardientes de mis ojos,
¿en qué se apoyarán mañana?
Canciones de mi ser,
hemisferios de dicha,
volúmenes de aromas
¿en qué tambor de soles
se agitarán mañana?
Orientes y occidentes.
Se quebrarán mis ejes.
Lo sé.
¡Llueve sin latitud el dolor más eterno!
Han caído mis esperanzas
como palomas muertas.
Pavor de candelabros; romance de agonía.
GABÁN
Soy una alforja
de lluvias.
Mi corazón regó en las primaveras
sementeras de espacio;
por ello mi cabeza
es una gorra remendada y parda
(genialidad)
o, un gabán roído,
pues he amado.
El pienso de mis días
desparramé en las sendas;
rompí todas las tejas
de los pesebres
humanos.
De mal en peor
tildaron mi locura;
merma mi audacia,
enflaquecen mis manos dadivosas
como las muelas viejas.
¡El gabán de mi ser se va pudriendo!
De “HECHO DE ESTAMPAS”:
POEMA I
Caía mi sueño en la otra soledad de los canales.
Regocígate, niño, la presencia graciosa de la muerte
reparte en sombras alternadas el olor de los ángeles
y levanta tus sordos desamparos.
Niño de paz,
han apagado las islas monótonas de los soles perfectos.
Niño de paz,
imito el mundo en un mi sueño ajeno a la claridad.
Un silencio de música se apacienta en las torres.
POEMA IV
Extiendo mis brazos hacia el poema descansado que
/ inmortaliza la lejanía.
Caen océanos en las noches oscuras de nuestras adolescencias
/ en Dios.
Herido de mi canto
por uniones de azar
toda mi carne mortal recoge la blanca limosna del misterio.
Siento venir el fresco gusto del alumbrar;
siento venir entre las olas de la desesperanza maduros imperios.
Agito los ramajes.
Danzo en la gracia de todas las familias de la tierra y el
/ universo.
POEMA X
Reposan los sagrados pinos,
y mi voz arrollada en la tristeza de una luz rompida.
Paz, paz, sobre los días y las noches cansadas y de recoger las
/ voces falsas,
que el mar hace sonar las cáscaras de nuez de la maravilla,
y vuelvo a oír la guía de mi ánimo dentro de primicias celestes.
Huye la soledad.
Adiós, belleza.
De “ESTRELLA DE LA MAÑANA”
I
Los ojos mueren en la alegría de la visión desnuda
de carne y de palabras,
en la tierra desnuda y en el cielo desnudo,
en el día desnudo y en la noche desnuda bajo los
cielos todo crecidos.
Es demasiado bella la noche de oro de muros y
banderas luminosas.
Corremos en la noche de plata bajo la noche de oro.
Tierra desnuda, tierra perfecta, cielo desnudo,
Cielo perfecto.
Voces desnudas de la voz eterna.
En la noche de oro nos llaman las acampanas,
Y oímos el vuelo de las aplomas desde la noche de
plata bajo la noche de oro.
V
En la misma belleza saborean las lunas su soledad
dichosa.
Caen todas mis muertes en el espanto
de la nada del mal de la nada irreal de la nada.
En las tinieblas puse mis manos cuajadas de llanto.
Arreó la gracia mis ojos perdonados,
y hecho he sido en lo interior de todo y nada.
He sido el que es de todo y nada en bella gracia.
XV
Ama tu alma mi alma, paz de los días, paz de las
noches nacidas en los espantos de muertes,
y en los gozos de muerte y esperanza de muerte.
Amor, Amor; Amor,
tu alma canta dolor de carne, dolor de vida, pavor
de muerte
bajo los cielos llovidos de esperanza.
Amor, Amor; Amor,
viste tu desnudez el agua capaz de las criaturas.
XXIV
Nace en mi llanto de oscuridad de todo
llanto,
oscuridad de soledad de todo llanto.
Vuelven las almas sobre mi alma de alma en alma,
de muerte en muerte.
Lloro con llanto de mi llanto
sobre mi alma de alma en alma, de muerte en muerte.
En soledad de soledad con soledad
en soledad, en todo, en soledad crecida en soledad.
Reposan los huesos en mediodías
en la soledad de mi alma desnuda en soledad.
Criatura de la quietud donde nacen soles.
Debajo del nacimiento
mi garganta solloza almas de alma en alma, de muerte
en muerte.
CANCIÓN DE LA VISIÓN REAL DE LA GRACIA
Niño, tú tienes el oído junto al amanecer
de la tierra y el cielo.
Amén el bosque, Amén el mar y Amén a las estrellas.
El signo de tus manos ata el secreto del mundo.
Amén el bosque, Amén el mar y Amén a las estrellas.
La tierra canta y el cielo, y la vida y la muerte.
Niño, tú tienes en el signo que trazan tus manos
el día y la noche, y la tierra y el cielo, y la vida y la muerte.
Amén, Amén, Amén,
niño de alba de la tierra y el cielo.
Algunos poemas que no aparecen en sus libros:
RESURRECCIÓN
Esta luz, esta forma que no es mía
Tiene mi propia luz, mi propia huella,
En armonía extraña con la estrella,
Celeste flor lejana, ardiente y pía.
Y en el torno menor de la tristeza,
La hermana luz, la hermana forma canta,
Canta, anuncia, cual buena nueva santa,
Una resurrección de la belleza.
ECLOGA
Tú, la incóndita niña,
De la incóndita flor
Y la incóndita muerte,
Constas de flor y de muerte.
Tú, la incóndita niña,
Demuestra flor y muerte.
Tú, la breve sentencia
De la lúcida muerte,
Que pones con el llanto
La incóndita flor,
Y la incóndita muerte.
RETRATO DE DOCTOR
Este aquí, seráfico leyente,
Trae la flor perfecta
Recibida en ejemplo de ser a ser,
De simples y compuestos,Y día temporal,
Unidos por el uno que nunca fue movido,
Por aquél que depura la imperfección perfecta.
Este aquí seráfico leyente,
Lleva la perfectísima, la perfección perfecta
Del color y la lumbre, del amor y la estrella.