Pintura de Benjamín Cañas
Kafka: Cartas a Milena
ÁLBUM
No hay nadie en mi familia que haya muerto de amor.
Lo que pasó, pasó, pero nada de mitos.
¿Romeos tuberculosos? ¿Julietas con difteria?
Algunos, por el contrario, llegaron a la decrepitud.
¡Ninguna víctima por falta de respuesta
a una carta salpicada de lágrimas!
Siempre al final llegaba algún vecino
con espejuelos y rosas.
¡Y nadie se asfixió en un elegante armario
al volver de pronto el marido de la amante!
A nadie esos cordeles, mantillas y volantes
le impidieron salir en la fotografía.
¡Nadie con el infernal espíritu del Bosco!
¡Y nadie con su pistola al jardín!
(Con una bala en el cráneo pero por otros motivos,
murieron en alguna camilla.)
Incluso aquella del extático moño
y de ojos herrados como después de un baile,
zarpó en una gran hemorragia
no hacia ti, bailarín, y no por melancolía.
Quizá alguien antes del daguerrotipo,
pero de estos del álbum, nadie que yo sepa.
Pasaban las tristezas, y los días uno tras otro,
y ellos, consolados, desaparecían de gripa.
(Wislawa Szymborska)
LA ROSA
La rosa,
la inmarcesible rosa que no canto,
la que es peso y fragancia,
la del negro jardín en la alta noche,
la de cualquier jardín y cualquier tarde,
la rosa que resurge de la tenue
ceniza por el arte de la alquimia,
la rosa de los persas y de Ariosto,
la que siempre está sola,
la que siempre es la rosa de las rosas,
la joven flor platónica,
la ardiente y ciega rosa que no canto,
la rosa inalcanzable.
(Jorge Luis Borges)
TERCER MOVIMIENTO (AFFETTUOSSO)
Para hacer el amor
debe evitarse un sol muy fuerte sobre los ojos de la muchacha,
tampoco es buena la sombra si el lomo de la amante se
achicharra
para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los pastos amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo es rocoso ni cerca de
las aguas.
Poco reino es la cama para este buen amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los amantes
podrán holgarse en todos sus caminos.
La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable, limpio y redondo como un
techo
y entonces
la muchacha no verá el Dedo de Dios.
Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos,
las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se aprende.
(Antonio Cisneros)
Y MIS OJOS BUSCARÁN TUS OJOS
Y mis ojos buscarán elevándose tus ojos
y la grandeza en mí de amar
te enseñará quizás la gracia de sentirse amada
Por eso ábrete y tócate como se tocan los mares
como las rompientes
Sí, álzate como los países que se levantaron
desde los últimos hielos y mira
cómo se escriben por nosotros las alturas
Porque si la mano tendida no se entregó lo suficiente
y las aguas del Pacífico entraron haciendo pedazos
las costas del corazón
igual hoy, mañana o después veremos los cielos
de tu amor y de mi amor resplandecidos
como un nuevo poema escribiéndose en el horizonte
(Raúl Zurita)
LA ÚLTIMA ROSA
Hablaréis de nosotros veladamente.
(J.Brodsky)
Prosternarme con Morozova,
danzar con la hijastra de Herodes,
ascender en el humo del túmulo de Dido,
para volver a la hoguera con Juana...
Ya ves, Dios mío, estoy cansada
de vivir, de morir, y de volver a vivir.
Despójame de todo, pero déjame, aún una vez,
aspirar la frescura de esa rosa encarnada.
(Anna Ajmátova)
POEMA
Oí hablar de un hombre
que dice las palabras tan maravillosamente
que sólo con mencionar su nombre
las mujeres se entregan a él.
Si estoy mudo junto a tu cuerpo
mientras el silencio florece como tumores sobre nuestros labios
es porque oigo subir las escaleras a un hombre
y le oigo aclararse la voz ante nuestra puerta.
(Leonard Cohen)
Era una dalia con el centro redondo y negro como el sexo de una mujer fantástica.
Allí se posó una mariposa en oro deslumbrador, hecha de azúcar y esmeralda.
Pero, no era una, eran muchísimas, sobre el sexo solo.
El viento no podía dispersarles.
Por mucho rato yo fui la dalia y las mariposas hicieron su trabajo.
(Marosa Di Giorgi)
Como un monte en la espalda o una cuchilla
fría en mi rostro, dádmela.
Dadme la noche sin alondras,
sin sonidos, sin hojas y sin párpados.
He tocado el amor; aún se estremece
como un seno o un balido entre mis manos.
Dadme lo que queráis; dadme una piedra,
una sombra, una estrella destruida.
(Antonio Gamoneda)
UNA VOZ
Qué simples fuimos entre aquellas ramas,
Inexistentes, caminando al compás,
Sombra que ama una sombra, y el espacio de las
ramas
Sin moverse ni quejarse del peso de las sombras.
Yo te había acostumbrado a sueños sin alarmas,
A los pasos sin mañanas, a días sin porvenir,
A la lechuza en la breña, cuando cae la noche clara,
Clavándonos sus ojos de tierra sin retorno.
A mi silencio, a mis angustias sin tristeza
Donde buscabas el gusto del tiempo por madurar.
A caminos cerrados, donde venía de ver el astro
Inmóvil de amar, de asir y de morir.
(Yves Bonnefoy)
JULIETA A ROMEO
Es tarde, amor, el viento se levanta,
La oscura madrugada va naciendo,
Sólo la noche fue nuestra claridad.
Ya no seré quien fui, lo que seremos
Contra el mundo ha de ser, que nos rechaza,
Culpados de inventar la libertad.
(José Saramago)