lunes, 14 de diciembre de 2009

Rery Maldonado Galarza (Bolivia, 1976)


"...eva sapiens / palurda y despistada 

   boli sapiens / en tierra de vikingos"


Rery Maldonado Galarza  (Tarija, Bolivia, 1976)

Rery Maldonado nace el 28 de diciembre de 1976, en Tarija, al sur de la república de Bolivia, proveniente de una familia de clase media, culta y profesante de la religión católica. De hecho, desarrolló su escolaridad en colegios católicos donde no se sintió nunca muy a gusto. Ya desde 1995 escribe y publica poemas en diferentes medios latinoamericanos. A los 20 años decide abandonar su ambiente y emigrar a Europa, estableciéndose en 1997 en Berlín, desde donde, lenta y progresivamente va desmadejando su hebra artística, famélica de alas pero por aquel entonces, temerosa del vuelo. Ya en Berlín, se afinca en el barrio de Kreuzberg, al que de alguna manera compara, en su diversidad, a La Paz, llevando su analogía hacia aquella sólida pluralidad no siempre del todo bien tolerada, ni en una, ni en otra, pero con la ventaja, al modo de ver de Rery, de que en Berlín, aquellas alas, ya crecidas desde sus omóplatos, le van permitiendo la elevación suficiente como para mirar hacia abajo y ver el paisaje con mucho mayor claridad. Este desasimiento no indiferente, esta altura joven que desarrolla casi en inconsciencia, se refleja en sus escritos que ha ido desembalando, aún algo recelosa, para lanzarlos, junto a ella, al vuelo.

Fue dueña de una pequeña librería en Berlín, proyecto que abandonó por dedicar su esfuerzo a otros planes que requieren de su enfoque creativo. Ha escrito y publicado el poemario “Andar por casa” y es actualmente redactora del semanario boliviano Pulso. Ha realizado también algunos trabajos de traducción desde el alemán, siempre en el ámbito literario, y algunos de sus poemas han sido traducidos a dicho idioma. Trabaja actualmente en su segundo libro, proyecto que lleva el título de “La bestia depilada” y del cual, por gentileza de la misma Rery, adelantaremos algo en este artículo. En 2009 salió publicado su dossier de poesía de la Diáspora latina en Europa en la revista Grumo (Buenos Aires/ Río de Janeiro) y prepara para noviembre un número especial con traducciones dedicado al poeta alemán Jörg Fauser para la revista mexicana Metrópolis.

No podemos de ninguna manera dejar de mencionar que Rery Maldonado es una de las activas promotoras del evento literario Latinale, Festival Rodante de poesía latinoamericana que tiene por patrocinadores al Instituto Cervantes alemán y español, en colaboración con: Instituto Cervantes Madrid, Lateinamerika-Institut der FU Berlin, Ibero-Amerikanisches Institut Berlin, Lettrétage, y que este año 2009 se llevó a cabo entre el 31 de octubre y el 6 de noviembre, en su cuarta versión.

Por último, es importante mencionar que Rery lleva a vida su blog “Tribulaciones parvulas” en la dirección http://tribulacionesparvulas.blogspot.com/

Y he aquí, parte del trabajo que mi niña y el napalm, tiene el honor de difundir:

 

De su libro publicado “Andar por casa”:

Nota:  Ninguno de los presentes poemas aparecen titulados en el original de Rery Maldonado, me he tomado la libertad de colocar como título el primero o parte del primer verso de cada poema, para efectos de visualización clara en la página.  (A.C.)

 

 

Cuando te vi venir...

 

Cuando te vi venir supe

 

si

                            lo supe

 

que el tuyo era el color sobrio

de una caja de cartón

llena de rosas amarillas

 

 

el encanto de una nota anónima

 

viento africano

 

un puñado de citas

 

 

 

Almas negras

 

Almas negras

por el pasillo hasta la sala

entre el escritorio

y la cocina

 

hablar por hablar

cada cual

en su compu

bajo el neón

 

sentados en el sofá

acogidos entre las

cuatro paredes

 

cómodamente

 

frente a frente

con la tele

 

 

la televidencia pequeño burguesa

suele ser un atributo

de las intimidades llanas

 

mortales

 

‘picapedrestres‘

 

 

 

Se anuncia sutil

                                                     para Ona Tav

 

Se anuncia sutil

y se presenta voluptuoso

 

es acaso un augurio

de mejores tiempos

 

el dragón que baila

sobre un libro amarillo

 

una copa de vino...

 

por horas

 

un trébol de cuatro hojas

abriendo el tiempo

 

 

Follar

 

Follar (quizá del lat. follis, fuelle) 1.tr.

vulgar. Practicar el coito.

U.t.c.intr.2.tr.vulg. fastidiar, molestar.

Sin. Copula sexual, ayuntar coger

 

cascar culear tirar singar

 

dejar que te entierren la batata

con la confianza del silencio

y la libertad de fumar

en marco apaisajado

 

con el tiempo

echarse un polvo

 

después fornicar

 

hasta sudar con confianza

entre las sábanas

 

para terminar

cohabitando

en un plano astral

 

cuando se va por la vida

escuchando música

 

 

 

El sol estuvo

 

El sol estuvo

 

estuvieron los pájaros

 

los vasos con restos de café

 

la mesa con las patas chuecas

 

 

hubieron poemas

varios...

 

hubieron sueños desforzados

brisas interrogantes

 

me acordé del parque

 

 

de aquella primera

vuelta por el cementerio

de las flores azules

creciendo por todas partes

 

 

 

Arranque lírico...

 

Arranque lírico de desnudez matutina:

 

‘letanía en contrapunto del tacto’

escribo

con la boca aún seca

 

 

intimidad sabe que soledad

solo existe si es compartida

me contestas

 

 

sonrío al recuerdo

del verde cielo nublado

amenaza eterna de tormenta

 

 

y empiezo a levantarme

 

 

 

Fumamos agujas

 

Fumamos agujas

apoyados en el alfeizar

de la ventana

 

al frente un verde tierno

despunta

tímidamente

en los árboles de la plaza

 

entre nosotros

veinte años

de muros mohosos

con sus trampas

repletos de agujeros

 

por alguno

 

a veces

alguien asoma

se muestra

y se sonroja

 

 

y a continuación, un adelanto exclusivo de su trabajo aún inédito “La Bestia depilada”:

 

 

Behinderung

 

está otra vez conmigo,

aunque los años no pasen en vano,

se ha vuelto conventillo

hotel por horas

con esquinas

para devocionarios

 

libros

cada vez más partituras

 

cuadros

 

tantas esquinas

como balcones

tenía el loco en su terrenito

para salvarlos del fuego

nacionalista y moderno

que destruyo las calles

 

por fin soy miope

sorda al ladrido del chicho

 

voy tan tranquila

caminando con estos

tres puntos negros

en el brazo

 

mi propio triángulo rosa

mi estrella de David

 

 

 

Chaos- Forschung

 

las aguafuertes de Bernard Schultze

en el 68 se ven como los dibujos

que hacían los changos en el

colegio de curas el 90

en el verde, en el rojo y en el azul

de las lapiceras pylot

compradas por sus viejos con otros fines

se despereza un mundo

de minotauros, cyborgs, migofs

que alertan las pupilas

aun escondidas

y afilan los colmillos.

Los músculos adquieren

la masa de los sueños en un

colash de deseos simbólicos

y pesadillas

formando sobre el cuerpo

el mapamundi de los pelos

recién inaugurados.

Basta mirar con atención para

entender en un rincón una vagina

y en el conjunto la utopía

de un mundo libre

ajeno a la mirada estricta del controlador

del gran hermano.

 

 

 

Der Matrose und das Mädchen

 

ásperas manos de marino

se ufanan en el cuerpo

 

a pecho abierto

 

arrollando los picos del reloj

 

venciendo en la quimera

 

se expande el coito

al aire enrarecido

de la pieza

 

                  se contorsiona

y revienta

en una guirnalda de campanitas de mayo

hasta el silencio del nocaut

 

en la paciencia.

 

 

 

la bestia depilada

 

nostalgias que

se descuelgan del clítoris

hasta ondear la huella

de tus ojos

espiando en mi desnudo

 

este es un acto

en el que apuntas

y mis dedos

jalan el gatillo

 

este es un acto

inequívoco

y mi coño

se mueve libremente

 

tu apuntas

y yo aprieto el gatillo

 

el futuro es

también el recuerdo

de estas muertes

 

breves

 

venciéndonos,

rompiéndonos

en pedacitos.

 

 

 

Terapia Grafológica

 

ayer quiso el dragón que

le cortaran el cuello

le faltó poco para caer de rodillas

ante Jorge

-que no es un santo-

con el pescuezo estirado

 

libraba el lunes

como las peluqueras

iba peinado y con perfume

se había cortado hasta las uñas

 

y Jorge despistado

o inapetente

o francamente desinteresado

 

tal vez porque había perdido

el flair a la Groucho Marx

con gafas rojas, en dos días

 

no recordó la espada

cuál era la leyenda

se hizo al boludo

en resumidas cuentas

 

mandando al dragón

pedaleando y

con las escamas escocidas

a un viaje involutivo hacia la infancia

al huevo mismo

culpable de sus arrebatos líricos

más perversos

 

el pobre bicho

terminó escuchando

un popurrí de Nino Bravo

tarareando a Di Bari

hasta que antes de dormir

salieron del ropero una docena

de poetas románticos mexicanos

sus enanos al destape

y se montó el circo

 

 

 

Potsdamer Platz

 

si es verdad que los cocodrilos

y los cacui nunca dejan de llorar

 

con más razón ahora

que se han convertido

en zapatos de señora

con suelas de goma

de clase dudosa

o con clase

de la clase zapatillas

a juego con un bolso

paseando por la vida

sin tener ni puta idea

 

un caimán da pasos sordos

en Postdamer Platz

muy lejos de la ribera

 

 

 

El buen vino…§

 

anhelo el lecho de musgo

en el hueco

del gran roble

ese as que me fulmine

de un toque

y me deje tatuada

 

aunque hayan vuelto a abrirse

mis rodillas al verde,

celeste del viento

 

al huracán

de páginas impresas

que hoy trabaja en mis huesos

hasta esculpirlos

 

(§ del senior Weston (1927); T.F. Powys (1875-1953); Ed. Edhasa 1988, Espania.)

 

 

 

Diccionario básico

 

Vocabulario:

El conjunto de palabras de un idioma. El sustantivo que agrupa los ladrillos, todos los ladrillos con los que construimos nuestra casa. La enumeración de todas las cosas, sentimientos, pensamientos que reconocemos como posibles, como concebibles. A lo que nuestra imaginación alcanza. Hasta donde llegamos como animales que somos, el cosmos infinito, lo profundo, el eslabón que nos ata a la especie. A los confines de la especie, a los inicios del mono peludo con su hacha creando el mundo. Esto es un pez, esto redondo una roca, eso de allá el sol y así... hasta el séptimo día, en el que se hicieron los sueños, pero también las pesadillas.

 

 

Masticar:

Triturar la comida con los dientes, despacio, concentradamente. Evitando las arcadas que produce el bolo alimenticio cayendo en la garganta. Afuera va pasando la tarde,  la gente con sus sonrisas y sus problemas, los amigos que llaman para contar sus historias y todos los mails que se leen, entre bocado y bocado. Masticación obligatoria por lo menos una vez al día para huir de las sondas. Trituración obligatoria para mantenerte unida al tiempo y al espacio que te ha tocado compartir con la especie. Como si esto fuera una razón o un consuelo –tragas- mientras piensas en los bichos que te rodean y la angustia cierra el esófago y salivas y aguantas, corajudamente, el eructo que te repite en el estómago.


 

 

domingo, 13 de diciembre de 2009

Antonio Porpetta (España, 1936)


"...Traías en tus manos la pulpa de las olas"

Antonio Porpetta (Alicante, España, 1936)

Antonio Porpetta nace en Elda, Alicante, el 14 de febrero de 1936, su padre, don Antonio Porpetta Clérigo, médico de profesión tuvo gran influencia en su predilección por las letras. Una familia cuyo nivel cultural sobresalía y se regocijaba en la música docta y la buena literatura. Inicia su vida escolar en el colegio de la hermanas Carmelitas para proseguir en las Escuelas nacionales y finalizar su bachillerato en el colegio privado Santo Cristo del Buen Suceso. Toda esta actividad escolar y la importantísima influencia paterna, lo llevaron a, tras finalizar su bachillerato a los 16 años y marchar a Madrid para realizar estudios universitarios, convertirse en abogado y en un amante fervoroso de las buenas letras tras entrar en contacto con las obras de Miguel Hernández, Dámaso Alonso, Azorín, Gabriel Miró, Unamuno, Tolstoi, etc., para abrirse luego a la belleza trascendente de la poesía latinoamericana. Realiza también un Diplomado en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria, impartido por el Consejo Superior de Investigaciones científicas de España.

Ya en 1956, la Revista Fiestas Mayores, publica un trabajo de su autoría que alcanza un premio en los Fuegos Florales eldenses de ese mismo año. Inició su labor literaria con la publicación del libro de poemas Por un cálido sendero (Madrid, 1978).

Obtiene su licenciatura de derecho a los 21 años y da comienzo a su vida laboral, inicialmente en una compañía tabacalera capitalina y posteriormente en Laboratorios Farmacéuticos de Madrid, donde se encarga de trabajos administrativos. Este puesto le permite viajar y conocer gente y situaciones que irán llenando las aras de su verso para volcarse después por entero, a la poesía. Así, cuenta don Antonio, “logro por fin a los 53 años, y con el apoyo de mi esposa, tomar por las riendas mi destino, renunciar a la administración y dedicarme de lleno a mi amada poesía”.

Anecdóticamente, pero no por ello de poca importancia, dada su buena voz y su buen oído musical, llega a formar un conjunto musical en el que participa bajo el nombre artístico de José Miranda, llegando a actuar en numerosas salas de fiestas de Cataluña.

En 1961, contrae matrimonio con la poeta y editora Luz María Jiménez Faro. Al poco tiempo se mudan a Madrid, donde deciden fijar su residencia. Tienen dos hijas, Paloma y Marta, ambas historiadoras, y en total, hasta 2008, tenían 5 nietos.

Antonio Porpetta se doctoraría, muchos años después de su licenciatura, en Ciencias de la Información, Filología española, en la Universidad Complutense de Madrid, con una tesis sobre la obre de Gabriel Miró.

Tras decidirse por entero por la poesía, inicia una vida pública intensa, habiendo visitado más de 130 universidades e instituciones académicas y centros culturales extranjeros, participando como ponente en conferencias, seminarios, lecturas y encuentros poéticos de la más diversa índole. Así, su labor ha sido destacada en diferentes lugares del mundo y se le ha galardonado, por mencionar algunos ejemplos, con la Llave de Oro de la Ciudad de Smederevo, Serbia, la Proclama de Honor de la Presidencia del Condado de Manhattan, y los nombramientos de membresía en las Academias Norteamericana (Nueva York) y Guatemalteca, de la lengua española.

Su recorrido mundial ha incluido, entre otros, países como: Alemania, Argentina, Australia, Bulgaria, Canadá, Colombia, Costa Rica, Chile, El Salvador, Estados Unidos, Finlandia, Gran Bretaña, Guatemala, El Líbano, Marruecos, Méjico, Montenegro, Nueva Zelanda, Puerto Rico, República Dominicana, República de Macedonia, Rumania, Rusia, Siria, Suiza, Taiwán, Túnez y Yugoslavia.

Además, su vasta obra ha sido objeto de distintas premiaciones, de las cuales, aquí mencionaremos las que pertenecen a su obra poética: Premio Ángaro (1980, Sevilla); Premio Gules (1981, Valencia); Premio Hilly Mendelssohn (1983, Madrid); Premio VIII Bienal de Poesía Provincia de León (1985,León, Diputación Provincial); Premio Fastenrath (1987, Madrid, Real Academia Española de la Lengua); Premio José Hierro (1996, San Sebastián de los Reyes/Madrid); Premio Ciudad de Valencia de Poesía en Castellano (1999, Valencia); Premio de la Crítica Literaria Valenciana (2001, Alicante), entre otros. Parte de su poesía ha sido traducida y publicada en formato de libro a los idiomas: alemán, inglés, ruso, serbio, rumano, valenciano, italiano, portugués, francés y árabe, y una de sus antologías poéticas más extensas fue editada en sistema Braille por la Organización Nacional de Ciegos de España.

Su obra poética:

1) Por un cálido sendero (1978, Madrid, Sala Editorial)

2) La huella en la ceniza. Prólogo de Leopoldo de Luis (1980, Alicante, Instº. de Estudios Alicantinos)

3) Cuaderno de los acercamientos (1980, Sevilla, Colec. Ángaro)

4) Meditación de los asombros. Prólogo de José Hierro (1981, Valencia, Edit. Prometeo)

5) Ardieron ya los sándalos (1982, Madrid, Edit. Rialp, Colec. Adonais);

6) El clavicordio ante el espejo (1984, Madrid, Asoc. de Escritores y Artistas Españoles)

7) Los sigilos violados (1985, León, Instº. Fray Bernardino de Sahagún)

8) Territorio del fuego (1988, 2ª. edic. 1989, Madrid, Edic. Torremozas)

9) Década del insomnio -Antología 1980-1990-. Estudio preliminar y selección de José Mas (1990, Madrid, Edic. Libertarias)

10) Antología breve para estudiantes. Introducción y selección de Salvador Pavía (1992, Elda/Alicante, A.P.A.Instº.deBachillerato“Azorín”)

11) Adagio mediterráneo (1997, San Sebastián de los Reyes/Madrid, Universidad Popular “José Hierro”)

12) Silva de extravagancias. Introducción de Pedro J. de La Peña. (2000, Madrid, Ed.Calambur)

13) Penúltima intemperie (Antología personal). Palabras previas de F. Martínez Ruiz. (2002, Valencia, Institució Alfons El Magnànim)

14) De la memoria azul (2002, Valencia, Institució Alfons el Magnànim)

15)Como un hondo silencio de campanas. Prólogo de David Escobar Galindo (San Salvador, 2005).

16)La mirada intramuros. Prólogo de Rafael Carcelén (2007, Huerga y Fierro editores, S.L.U.)

Ha escrito también ensayos relacionado siempre con poesía, un par de libros en prosa, y aparece antologado en diversos libros, incluyendo de habla inglesa y rumana.

A continuación, algunos poemas representativos de su vasta obra:

 

Asunción del olvido           

Se cumplirán los ritos:

la memoria

ejercerá su oficio dignamente

derramando su lluvia de crepúsculos

en los labios insomnes.

Primero será un fuego,

un crepitar de vidrios luminosos,

un huracán de espuma

sediento y fugitivo.

 Pero las viejas guzlas

sonarán dulcemente entre las llamas,

irán adormeciéndolas, velando

su dolido clamor.

Después serán las brasas,

el cansancio tenaz de unos reflejos

cada vez más lejanos,

cada vez más heridos

por una lenta niebla:

las palabras,

las huellas y los gestos

comenzarán su exilio hacia regiones

que jamás conocieron.

Implacable

se extenderá una sombra duradera.

Y luego, la ceniza,

con su quietud de estatua derruida,

testimonio de todos los inviernos,

brújula del silencio,

resumiendo la nada.

Nosotros,

desde playas remotas,

podremos contemplar cómo la hiedra

recubre nuestros nombres, cómo el frío

invade nuestro imperio.

No habitará el rencor en nuestros ojos

ni la nostalgia antigua

nos rozará las sienes.

     Impasibles

veremos germinar aquella ausencia,

aquella oscuridad, aquel callado

y largo desamor...

Mas seguirán unidas nuestras manos,

a pesar del olvido.

                                    (de “Ardieron ya los sándalos”, 1982)

 

Los suicidas

Suicidarse en el mar es como desnacerse

en el claustro materno,

es como retornar a la tibieza

de la verdad primera,

redescubrir el hálito fugaz que nos perdura,

quizás la certidumbre

    de que también el fin

puede ser una forma de empezar.

Hay suicidas muy torpes: tienen prisa

en sus renunciaciones

y eligen sin pensar acantilados

altos como el desprecio,

foscos como la ruina

para el vuelo final.

Acaban casi siempre

como siempre vivieron: en alguna caverna

de escollos heridores,

atrapados en redes sin linaje,

recubiertos de umbría,

anclados a su malva soledad.

Pero hay quienes ofician el suicidio

como un rito: se visten

de túnicas muy blancas,

con guirnaldas de flores

dan prestigio a sus sienes,

y enaltecen sus cuellos y sus manos

con bellísimas joyas y abalorios

cuyo fulgor conforta los sentidos

y el ánimo sosiega

          y la inocencia acrece.

Después, tras consultar tablas lunares,

astrónomos, augures, cartas de marear,

escogen una fecha de otoño transparente

y con el claroscuro de la tarde vencida

se internan con cuidado entre las aguas,

la mirada en sus culpas,

el olfato en su ausencia,

el tacto en sus ensueños,

mientras van repitiendo las palabras

que jamás escucharon

y que siempre quisieron escuchar...

Con su gentil y antigua cortesía

acoge nuestro mar a estos pulcros suicidas,

les da la bienvenida, les recibe

en su inmenso nidal.

Y arrullando su frágil mansedumbre,

entre un magno silencio de ondas y presagios,

les orienta hacia dársenas ocultas,

hacia anónimas calas donde aguarda

una pequeña barca que ya tiene

  la orden de partir.

            (de “Adagio mediterráneo”, 1997)

 

Donde las manos de la amada, con su destreza, protagonizan una hermosa aventura

Hablan, cantan, respiran,

amanecen.

 

Vuelan, indagan, dudan,

se cobijan.

 

Averiguan, descubren,

se apresuran.

 

Amurallan, acechan,

se confían.

 

Avanzan, acometen,

se detienen.

 

Disimulan, conspiran,

se deslizan.

 

Prosiguen, se demoran,

permanecen.

 

Acosan, se apoderan,

domestican .

Dilapidan, incendian,

se enardecen.

 

Ya persiguen,

ya insisten,

ya arrecian,

ya se ensañan,

ya rinden,

ya derrocan.

 

      Ya vendimian.

 

Ya desisten,

      renuncian

       se someten.

Ya proclaman la noche y se serenan.

Ya conducen,

      invitan,

         acompañan .

                        (de “Territorio de Fuego”, 1988)

 

Teoría del tiempo    

Ese polen oscuro que implacable

va cubriendo de injurias nuestra frente,

esa hiedra taimada que incesante

va sembrando distancia en nuestros ojos,

esa lluvia de sombra que insensible

va inundando de lodo nuestra sangre,

ese hielo, esa herrumbre, ese derribo,

son las garras del tiempo trabajando

despacio.

 Nadie ve

su figura felina y transparente,

ni se escucha el temblor de sus pisadas,

su respiro lentísimo

poderoso y oculto entre los días.

Pero existe, y acecha, y torvamente

va arañando las horas,

siempre abiertas las fauces

para su larga y honda mordedura.

A veces lame nuestras pobres manos

candoroso y alegre como un río,

y anilla nuestros dedos

de hermosas caracolas.

     Jubilosos

acogemos al tierno arrepentido

de su lealtad seguros. Pero pronto

vemos que se saliva se convierte

en un musgo de llanto

y que en los dedos sólo

nos crece la tristeza.

Nada queda detrás de sus crepúsculos,

nada escapa a su nieve.

       Impasible,

él sigue su camino

al trote lento de su fiel ceniza:

nunca vuelve la vista ni sonríe

a la vida que canta confiada.

Sabe que en su clepsidra de rencores

siempre el agua abrirá secretos cauces,

y vigila en la orilla, quedamente,

con la calma tenaz del invencible.

                                   (de “Los Sigilos Violados”, 1985)

 

Los ángeles del mar

 

Los ángeles del mar, cuando llega la noche,

arrastran suavemente a los ahogados

hasta playas amigas,

y allí limpian sus cuerpos de algas y medusas

y peinan sus cabellos con esmero

para que no parezcan tan difuntos

y sus madres, al verlos,

no piensen en la muerte.

A veces depositan sobre sus pobres párpados

dos sestercios de plata recogidos

de algún pecio profundo

para borrar el miedo de sus ojos

y que el asombro vuelva a sus pupilas,

o ponen en sus manos caracolas y pétalos

como si fueran niños que dormidos

quedaron en sus juegos.

Finalmente, con leves movimientos,

abanican sus rostros muy despacio

y ahuyentan de sus labios las últimas palabras

dejándoles tan sólo los nombres de mujer…

Casi siempre suplican a los altos querubes

que trasladen sus almas con cuidado,

porque el mar dejó en ellas

salobres arañazos,

golpes de barlovento, heridas abisales,

y en el más largo instante

vieron como sus vidas se alejaban, se hundían,

en el temblor callado de las aguas,

y con sus vidas iba su memoria,

y en su memoria todo cuanto amaron

o pudieron amar,

y su dolor fue grande…

Cumplida su misión, vuelan los ángeles

hacia las blancas ínsulas del sueño,

Antonio Porpetta Poemas 2

y los ahogados quedan

solitarios y espléndidos

en sus dorados túmulos de arena,

serenos como dioses,

dignos en su derrota,

esperando que nazca la mañana,

que les cubra la luz,

que jamás les alcance

el frío del olvido.

 

                                   (De "Adagio Mediterráneo",1997)

 

Un día

Un día. Sólo un día. Casi nada.

Un montón ordenado de minutos,

un simple recorrido

por la redonda senda

estelada de números y dudas.

Una pizca en el torrente

voraz del universo.

Una huella en la niebla,

un humo que se marcha,

un vuelo ya olvidado

de aquel insecto mínimo

cuyo nombre jamás preguntaremos.

 

Y sin embargo, siempre, nuestra vida,

acaba siendo un día, sólo un día,

un día irrepetible ocupando su centro

y una serie de años sin sentido

sirviendo de ropaje a su memoria.

Es aquel claro día

en el que amanecemos al asombro,

porque todo es verdad a nuestro paso,

y sin ira miramos el espejo,

y por primera vez nos descubrimos

como queremos ser:

indemnes,

  plenos,

limpios,

                                  libres,

       nuestros.

            (de “Cuaderno de los acercamientos”, 1980)

 

 

El inicio

Era largo el amor bajo los pinos.

Pequeños como espigas, nuestros cuerpos

habían descubierto manantiales

de adelfas y jazmines

dormidos en la piel.

Los labios extendían

su hermosa dictadura

como si fueran ráfagas

de un viento inagotable,

y en la memoria el tiempo dispersaba

las primeras semillas de una lumbre

dulcísima y feroz.

Yo jugaba despacio con el rubio

milagro de sus trenzas,

modelaba en mis manos su ternura

hecha barro reciente y ofrecido.

Y ella, toda universo, me miraba,

duradera y fugaz, como una aurora.

Era largo el amor, y prodigiosas

aquellas horas lentas

tan repletas de luz, tan regresadas

a través de la lluvia.

Mas, ¿era aquello amor, o solamente

la vida que brotaba

fulgurante y sumisa ante nosotros?

Entonces no sabíamos

dónde estaba el secreto de los astros

y la respuesta anclada, lejanísima,

nunca rompió el sigilo.

        Pero adentro, en las hondas

veredas de la sangre,

un ancho patrimonio de volcanes

resonaba.

                                   (de El clavicordio ante el espejo”, 1984)


Miro los altos álamos


Miro los altos álamos y veo

tu voz entre las hojas,

y tu mirada escucho

entre un rumor de pájaros y ensueños.

Es de oro la tarde.

                                     Y quiero seguir vivo.

                                               (de "Silva de extravagancias", 2000)

El mar llegó contigo


Yo nunca tuve el mar:
mi infancia oscura
fue una siesta de cobre en alacenas
donde todo era fuego y jaramago,
donde todo era un rito de orfandades,
de pupilas vacías.
El mar era mi llanto:
gaviotas en mi frente
me hablaban de esa patria, dibujaban
sus azules fronteras,
su extensa libertad, su luz sonora.
Y yo en mi ausencia,
niño triste y cansado,
viendo pasar los días.
Pero llegaste tú,
y el mar llegó contigo.
Traías en tus manos la pulpa de las olas,
brilladora y furtiva, en tu pelo
un rebullir de peces asombrados,
y en tus ojos isleños
como un viento salino que cantara.
Era tu piel de arena, tu cintura
una tierna bahía,
tus pechos desbocados un refugio
de veleros sin sueño,
hasta en tu voz guardabas
un no sé qué de brújulas y espumas.
Y te acercaste a mí:
en tus acantilados
yo vi nacer el sol,
me cobijé en tus playas,
aprendí a navegar entre tus islas,
y me encontré la vida buceando
tus simas luminosas.
Yo nunca tuve el mar:
mi infancia oscura
era un sediento páramo sin nombre.
Pero llegaste tú,
y el mar llegó contigo
para siempre.


                                    (de "Ardieron ya los sándalos", 1982)



Propuesta


Hay que recuperar
el tacto de la fiebre y el color de las noches,
la antigüedad del bronce y el aroma del llanto,
el grito de las águilas y el sabor del silencio,
la timidez del aire.
Hay que recuperar
la humildad de los astros y el sonido del hambre,
los caminos sin fecha y la altivez del junco,
los muertos renacidos y el susurro del puma,
la niebla en los vitrales.
Hay que recuperar
las verdes madrugadas y la sombra del río,
las campanas más tiernas y las manos sin dueño
la semilla del agua y los pasos perdidos,
la danza de las naves.
Hay que hacer lo imposible por descubrir de nuevo
ese torpe milagro, ese absurdo prodigio,
esa hermosa miseria que llamamos la vida,
con todo su caudal de ardiente escalofrío.

                                                       (de "Silva de extravagancias", 2000)