(En la foto, de izquierda a derecha El pintor Ricardo Grau, Westphalen, Ricardo Tenaud y César Moro)
VIENES EN LA NOCHE CON EL HUMO FABULOSO DE TU CABELLERA
Apareces
La vida es cierta
El olor de la lluvia es cierto
La lluvia te hace nacer
Y golpear a mi puerta
Oh árbol
Y la ciudad el mar que navegaste
Y la noche se abren a tu paso
Y el corazón vuelve de lejos a asomarse
Hasta llegar a tu frente
Y verte como la magia resplandeciente
Montaña de oro o de nieve
Con el humo fabuloso de tu cabellera
Con las bestias nocturnas en los ojos
Y tu cuerpo de rescoldo
Con la noche que riegas a pedazos
Con los bloques de noche que caen de tus manos
Con el silencio que prende a tu llegada
Con el trastorno y el oleaje
Con el vaivén de las casas
Y el oscilar de luces y la sombra más dura
Y tus palabras de avenida fluvial
Tan pronto llegas y te fuiste
Y quieres poner a flote mi vida
Y sólo preparas mi muerte
Y la muerte de esperar
Y el morir de verte lejos
Y los silencios y el esperar el tiempo
Para vivir cuando llegas
Y me rodeas de sombra
Y me haces luminoso
Y me sumerges en el mar fosforescente donde acaece tu estar
Y donde sólo dialogamos tú y mi noción oscura y pavorosa de
tu ser
Estrella desprendiéndose en el Apocalipsis
Entre bramidos de tigres y lágrimas
De gozo y gemir eterno y eterno
Solazarse en el aire rarificado
En que quiero aprisionarte
Y rodar por la pendiente de tu cuerpo
Hasta tus pies centelleantes
Hasta tus pies de constelaciones gemelas
En la noche terrestre
Que te sigue encadenada y muda
Enredadera de tu sangre
Sosteniendo la flor de tu cabeza de cristal moreno
Acuario encerrando planetas y caudas
Y la potencia que hace que el mundo siga en pie y guarde el
equilibrio de los mares
Y tu cerebro de materia luminosa
Y mi adhesión sin fin y el amor que nace sin cesar
Y te envuelve
Y que tus pies transitan
Abriendo huellas indelebles
Donde puede leerse la historia del mundo
Y el porvenir del universo
Y ese ligarse luminoso de mi vida
A tu existencia
ABEJA NEGRA
Más bien buscar hacia el cisne
Y los blasones cruzados son espadas
Un puñal como almohada
Una lágrima eterna sobre la frente
Bajo el alto tocado
El silencio entre las flores que hacen signos
A la puesta del sol
Una golondrina cayendo verticalmente en un lago
La torre y las cortes de amor
El mar que irrumpe con espuma en los labios
El horizonte regular de una vida bajo la lámpara
Apagadas todas las luces es posible
Escuchar gemir el ave nocturna
En su oído
De "Le château de grisou"
EL DOMINIO ENCANTADO
Ni un dedo se alza sin que fluya la amargura
Lágrima a lágrima en un mundo de olvido
Sin que el ojo noche por noche cierre sus puertas al amor
Sin que una falsa embriaguez descorazonada abra su herida
Sin que un hilo se rompa por siempre jamás
Por un tiempo acostumbrado por un tiempo desierto
De la aventura no queda cuando deberían salvarse los restos
Sino polvo y sombra de polvo
Y sed de tierra barrida por el hastió
Para que una vez al fin se alce el reflejo sin encanto
De una muerte sin enigma.
De "Le château de grisou"
CARTA DE AMOR
Pienso en las holoturias angustiosas que a menudo nos circundaban al
acercarse el alba
cuando tus pies más cálidos que nidos
llameaban en la noche
con una luz azul y tachonada de lentejuelas
Pienso en tu cuerpo que hacía del lecho el cielo y las supremas montañas
de la única realidad
con sus valles y sus sombras
con la humedad y los mármoles y el agua negra reflejando todas las
estrellas
en cada ojo
¿No era tu sonrisa el bosque retumbante de mi infancia
no eras tú la fuente
la piedra desde hace siglos escogida para recostar mi cabeza?
Pienso tu rostro
brasa inmóvil de donde proceden la vía láctea
y esta inmensa desazón que me torna más loco que una lámpara bellísima
balanceada sobre el mar
Intratable a tu recuerdo la voz humana me es odiosa
siempre el rumor vegetal de tus palabras me aísla en la noche total
donde resplandeces con una negrura más negra que la noche
Toda idea de lo negro es endeble para expresar la vasta ululación de lo
negro sobre negro esplendiendo ardientemente
Ya nunca olvidaré
Pero quién habla de olvido
en la prisión en que tu ausencia me deja
en la soledad en que este poema me abandona
en el destierro en que me encuentra cada hora
Ya nunca despertaré
Ya no resistiré el asalto de las inmensas olas
que vienen del dichoso paisaje que tú habitas
Demorándome afuera bajo el frío nocturno me paseo
sobre esta encumbrada tabla de donde se cae de golpe
Yerto bajo el espanto de sueños sucesivos y agitado en el viento
de años de ensueño
prevenido de aquello que termina por encontrarse muerto
en el umbral de castillos abandonados
en el lugar y a la hora convenidos pero inhallables
en las llanuras fértiles del paroxismo
y del único objetivo
este nombre antes adorado
en el cual pongo toda mi destreza en deletrear
siguiendo sus transformaciones alucinatorias
Así una espada atraviesa de parte a parte una bestia
o bien una ensangrentada paloma cae a mis pies
convertidos en roca de coral sustento de despojos
de aves carnívoras
Un grito repetido en cada teatro vacío a la hora del inefable espectáculo
Un hilo de agua que danza ante el telón de terciopelo rojo
en las llamas de las candilejas
Desaparecidos los bancos de la platea
acumulo tesoros de madera muerta y de vivas hojas de plata
corrosiva
No se contenta ya con aplaudir se aúlla mil familias momificadas
tornan innoble el paso de una ardilla
Decoración amada donde veía equilibrarse una fina lluvia
encaminándose veloz hasta el armiño
de una pelliza abandonada en el calor de un fuego de alba
que intentaba dirigir sus quejas al rey
así abro por completo la ventana sobre las nubes vacías
reclamando a las tinieblas inundar mi rostro
borrar la tinta indeleble
el horror del ensueño
a través de los patios abandonados a las pálidas vegetaciones maniáticas
En vano exijo la sed al fuego
en vano hiero las murallas
a lo lejos caen los telones precarios del olvido
agostados
ante el paisaje retorcido en la tempestad
De “Lettre d'amour”
EL FUEGO Y LA POESÍA
En el agua quemante el sol refleja la mano de cenit
1
Amo el amor
El martes y no el miércoles
Amo el amor de los estados desunidos
El amor de unos doscientos cincuenta años
Bajo la influencia nociva del judaísmo sobre la vida monástica
De las aves de azúcar de heno de hielo de alumbre o de bolsillo
Amo el amor de faz sangrienta con dos inmensas puertas al vacío
El amor como apareció en doscientas cincuenta entregas durante
cinco años
El amor de economía quebrantada
Como el país más expresionista
Sobre millares de seres desnudos tratados como bestias
Para adoptar esas sencillas armas del amor
Donde el crimen pernocta y bebe agua clara
De la sangre más caliente del día
2
Amo el amor de ramaje denso
salvaje al igual de una medusa
el amor-hecatombe
esfera diurna en que la primavera total
se columpia derramando sangre
el amor de anillos de lluvia
de rocas transparentes
de montañas que vuelan y se esfuman
y se convierten en minúsculos guijarros
el amor como una puñalada
como un naufragio
la pérdida total el habla del aliento
el reino de la sombra espesa
con los ojos salientes y asesinos
la saliva larguísima
la rabia de perderte
el frenético despertar en medio de la noche
bajo la tempestad que nos desnuda
y el rayo lejano transformando los árboles
en leños de cabellos que pronuncian tu nombre
los días y las horas de desnudez eterna.
3
Amo la rabia de perderte
Tu ausencia en el caballo de los días
Tu sombra y la idea de tu sombra
Que se recorta sobre un campo de agua
Tus ojos de cernícalo en las manos del tiempo
Que me deshace y te recrea
El tiempo que amanece dejándome más solo
Al salir de mi sueño que un animal antediluviano perdido en la
sombra de los días
Como una bestia desdentada que persigue su presa
Como el milano sobre el cielo evolucionando con una precisión de
relojería
Te veo en una selva fragorosa y yo cerniéndome sobre ti
Con una fatalidad de bomba de dinamita
Repartiéndome tus venas y bebiendo tu sangre
Luchando con el día lacerando el alba
Zafando el cuerpo de la muerte
Y al fin es mío el tiempo
Y la noche me alcanza
Y el sueño que me anula te devora
Y puedo asimilarte como un fruto maduro
Como una piedra sobre una isla que se hunde
4
El agua lenta el camino lento los accidentes lentos
Una caída suspendida en el aire el viento lento
El paso lento del tiempo lento
La noche no termina y el amor se hace lento
Las piernas se cruzan y se anudan lentas para echar raíces
La cabeza cae los brazos se levantan
El cielo de la cama la sombra cae lenta
Tu cuerpo moreno como una catarata cae lento
En el abismo
Giramos lentamente por el aire caliente del cuarto caldeado
Las mariposas nocturnas parecen grandes carneros
Ahora sería fácil destrozarnos lentamente
Arrancarnos los miembros beber la sangre lentamente
Tu cabeza gira tus piernas me envuelven
Tus axilas brillan en la noche con todos sus pelos
Tus piernas desnudas
En el ángulo preciso
El olor de tus piernas
La lentitud de percepción
El alcohol lentamente me levanta
El alcohol que brota de tus ojos y que más tarde
Hará crecer tu sombra
Mesándome el cabello lentamente subo
Hasta tus labios de bestia
5
Verte los días el agua lenta
Una cabellera la arena de oro
Un volcán regresa a su origen
Verte si cuento las horas
La espalda del tiempo divinamente llagada
Una ánfora desnuda hiende el agua
El rocío guarda tu cuerpo
En lo recóndito de una montaña mágica
Cubierta de zapatos de muñeca y de tarjetas de visita de los dioses
Armodio Nerón Calígula Agripina Luis II de Baviera
Antonio Cretina César
Tu nombre aparece intermitente
Sobre un ombligo de panadería
A veces ocupa el horizonte
A veces puebla el cielo en forma de minúsculas abejas
Siempre puedo leerlo en todas direcciones
Cuando se agranda y se complica de todas las palabras que lo siguen
O cuando no es sino un enorme pedazo de lumbre
O el paso furtivo de las bestias del bosque
O una araña que se descuelga lentamente sobre mi cabeza
O el alfabeto enfurecido
6
El agua lenta las variaciones mínimas lentas
El rostro leve lento
El suspiro cortado leve
Los guijarros minúsculos
Los montes imperceptibles
El agua cayendo lenta
Sobre el mundo
Junto a tu reino calcinante
Tras los muros el espacio
Y nada más el gran espacio navegable
El cuarto sube y baja
Las olas no hacen nada
El perro ve la casa
Los lobos se retiran
El alba acecha para asestamos su gran golpe
Ciegos dormidos
Un árbol ha crecido
En vano cierro las ventanas
Miro la luna
El viento no ha cesado de llamar a mi puerta
La vida oscura empieza
De "La tortuga ecuestre"
VIAJE HACIA LA NOCHE
Es mi morada suprema, de la que ya no se vuelve
(Krishna, en el Bhagavad Gita)
Como una madre sostenida por ramas fluviales
De espanto y de luz de origen
Como un caballo esquelético
Radiante de luz crepuscular
Tras el ramaje dense de árboles y árboles de angustia
Lleno de sol el sendero de estrellas marinas
El acopio fulgurante
De datos perdidos en la noche cabal del pasado
Como un jadear eterno si sales a la noche
Al viento calmar pasan los jabalíes
Las hienas hartas de rapiña
Hendido a lo largo el espectáculo muestra
Faces sangrientas de eclipse lunar
El cuerpo en llamarada oscila
Por el tiempo
Sin espacio cambiante
Pues el eterno es el inmóvil
Y todas las piedras arrojadas
Al vendaval a los cuatro puntos cardinales
Vuelven como pájaros señeros
Devorando lagunas de años derruidos
Insondables telarañas de tiempo caído y leñoso
Oquedades herrumbrosas
En el silencio piramidal
Mortecino parpadeante esplendor
Para decirme que aún vivo
Respondiendo por cada poro de mi cuerpo
Al poderío de tu nombre oh poesía
Lima, la horrible, 24 de julio o agosto de 1949.
LA NIEVE ES BLANCA
La nieve es blanca
la lana añosa la idea lanosa
mi amada hermana rencorosa
toda la sangre del mundo
hierve
en frío
Pese a la muerte mi hermana
por la blancura
con la edad
la idea se convierte en lana
soporte de nieve
de la sangre
Pero la luz vive
eterna
nada la detiene
ni la muerte ni la edad
ni la idea
Pero la nieve la refleja
y todo está dicho en la luz
el amor diverso divino
es sólo un acto de luz
si veo bebo
nadie podrá
agotar la luz ni la sed en mí
en el corazón de la luz
su hijo
De "Amour à mort"
COMO UN PIANO DE COLA
A André Breton
Como un piano de cola de caballo de cauda de estrellas
Sobre el firmamento lúgubre
Pesado de sangre coagulada
Arremolinando nubes arco-iris falanges de planetas
(y miradas de aves
El fuego indeleble avanza
los cipreses arden los tigres las panteras y los animales
nobles se tornan incandescentes
El cuidado del alba ha sido abandonado
Y la noche se cierne sobre la tierra desvastada
La comarca de tesoros guarda para siempre tu nombre
CARTA A ANTONIO
Te quiero con tu gran crueldad, porque apareces en medio
de mi sueño y me levantas y como un dios, como un autentico dios,
como el único y verdadero, con la injusticia de los dioses, todo negro dios nocturno, todo de obsidiana
con tu cabeza de diamante, como un potro salvaje, con tus manos salvajes y tus pies de oro que sostienen tu cuerpo negro,
me arrastras y me arrojas al mar de las torturas y de las suposiciones.
Nada existe fuera de ti, sólo el silencio y el espacio. Pero tu eres
el espacio y la noche, el aire y el agua que bebo, el silencioso veneno y el volcán en cuyo abismo caí hace tiempo,
hace siglos, desde antes de nacer, para que de los cabellos me arrastres hasta mi muerte.
Inútilmente me debato, inútilmente pregunto. Los dioses son mudos;
como un muro que se aleja, así respondes a mis preguntas, a la sed
quemante de mi vida.
¿Para qué resistir a tu poder? Para qué luchar con tu fuerza de
rayo, contra tus brazos de torrente; si así ha de ser, si eres el punto,
el polo que imanta mi vida.
Tu historia es la historia del hombre. El gran drama en que mi existencia es el zarzal ardiendo, el objeto
de tu venganza cósmica, de tu rencor de acero.
Todo sexo y todo fuego, así eres. Todo hielo y todo sombra, así eres:
hermoso demonio de la noche, tigre implacable de testículos de estrella,
gran tigre negro de semen inagotable de nubes inundando el mundo.
Guárdame junto a ti, cerca de tu ombligo en que principia el aire;
cerca de tus axilas donde se acaba el aire. Cerca de tus pies y cerca de
tu manos. Guárdame junto a ti.
Seré tu sombra y el agua de tu sed, con ojos; en tu sueño seré aquel
punto luminoso que se agranda y lo convierte todo en lumbre; en tu
lecho al dormir oirás como un murmullo y un calor a tus pies se anudará
e irá subiendo y lentamente se apoderará de tus miembros y un gran descanso tomará tu cuerpo y al extender tu mano
sentirás un cuerpo extraño, helado: seré yo. Me llevas en tu sangre y en tu aliento, nada podrá borrarme.
Es inútil tu fuerza para ahuyentarme, tu rabia es menos fuerte
que mi amor; ya tú y yo unidos para siempre, a pesar tuyo, vamos juntos.
En el placer que tomas lejos de mi hay un sollozo y tu nombre.
Frente a tus ojos el fuego inextinguible.
César Moro (Lima, Perú, 1903 – 1956)
César Moro, seudónimo de Alfredo Quíspez Asín, nacido en Lima el 19 de agosto de 1903. Realiza su etapa escolar en el Colegio de La Inmaculada, de la congregación de los jesuitas, en donde se inicia y aprende el idioma francés. En 1921, habiendo desarrollado ya, en forma autodidacta, algunos avances en pintura, firma su primer cuadro, un dibujo de estilo modernista, con el sobrenombre de César Moro. Terminada esta etapa, en 1925, viaja a París con la intención de estudiar ballet. Es recibido en la capital francesa por su amiga Alina, a quien conoce desde la infancia y es esposa del compositor peruano Alfonso de Silva. Inicia sus estudios en una academia parisina pero los interrumpe por motivos de salud (sufre una infección pleural que lo aleja de la actividad física). llegó a participar en forma secundaria en el ballet de una famosa cantante parisina de aquella época. Decide no abandonar sus inclinaciones artísticas, por lo cual trabaja en pintura y poesía. Ya en 1926 y en 1927, realiza sendas exposiciones de sus trabajos pictóricos con no mala crítica. En 1928 se apea al movimiento surrealista y mantiene su trabajo pictórico simultáneamente al poético. Así conoce a los exponentes más impportantes del surrealismo francés, entre ellos Benjamín Pèret, Paul Éluard y André Breton. La poesía de César Moro es escrita en gran parte en francés, aún tras su regreso y residencia en Lima. Entre 1928 y 1934 continúa predominantemente con la escritura (Ces poèmes) y regresa a Lima a finales de 1933. El año 1934 conoce a Emilio Adolfo Westphalen con quien entabla una estrecha amistad. En 1935 organiza y participa, junto a Westphalen, en la primera exposición surrealista de Latinoamérica, en la Academia Alcedo de Lima; colaboran con ella, además del propio Moro, los chilenos Jaime Dvor, Waldo Parraguez, Gabriela Rivadeneira, Carlos Sotomayor y María Valencia, que ya habían realizado en su país, en 1933, una exposición de arte abstracto. La muestra, casi su totalidad compuesta por obras plásticas de Moro, estuvo acompañada por un catálogo que albergaba —como «Aviso» final— un texto del autor de La tortuga ecuestre acusando a Vicente Huidobro de arribista y plagiario. Se generó a raíz de estas circunstancias, una violenta polémica en la que, a los dos personajes involucrados, se sumaron Westphalen y algunos amigos de Huidobro. Toda esta disputa lleva a una seguidilla de escritos y diatribas entre Moro y Huidobro, con el apoyo de distintos “aliados” para cada bando y acusaciones de plagio, arribismo e inmoralidad . La revista chilena Vital es el medio utilizado por Huidobro, mientras que Moro se apoya en panfletos y el escrito titulado “Vicente Huidobro o el Obispo Embotellado”.
En 1936, Moro edita clandestinamente unos boletines en defensa de la República Española los cuales son confiscados por la policía el año siguiente. Ese mismo año monta una exposición de sus pinturas en la Peña Pancho Fierro. Ya se había enrarecido el panorama de César Moro por la actitud política asumida. En 1938 sale del Perú con dirección a México donde es admitido como refugiado político, antes de ello, funda con Westphalen la revista “El Uso de la Palabra”, la cual sólo ve la luz en un sólo número. En México participa en diversas publicaciones y en 1940 organiza la Cuarta Exposición Internacional de Surrealismo para la Galería de Arte mexicana junto a Wolfgang Paalen y André Bretón. El evento congrega obras de importantes artistas, entre ellos Pablo Picasso, Agustín Lazo y Salvador Dalí. Durante esta época, Moro entabla una estrecha amistad con artistas como Xavier Villaurrutia, Remedios Varo y Leonora Carrington. En 1943 aparece su primer libro Le château de grisou y en 1944 el segundo, Lettre d'amour. Durante una estancia en San Luis de Potosí escribe el primer poema de La Tortuga Ecuestre, esta vez en español, uno de los poemarios más reconocidos en la tradición poética peruana. César Moro vivió en México por 10 años y luego volvió a Lima en el año 1948. Casi inmediatamente a su regreso, se hizo cargo de la enseñanza de idioma francés en el Colegio Militar Leoncio Prado, de Lima y en la Alianza Francesa de Lima. En el Colegio Leoncio Prado fue profesor del novelista Mario Vargas Llosa, quien muchos años después escribirá, en recuerdo de su célebre profesor: «Además de ser auténtico y sincero, Moro es también un gran poeta. Es sabido que este calificativo no se gana como el cielo, sólo con buenas intenciones... Es preciso aquella cualidad indefinible, que ciertos autores nos revelan al ponernos en contacto inmediato con aspectos inusitados de la realidad, al descubrirnos zonas imprevistas de la sensibilidad y la emoción, al trasmitirnos el misterio, la alegría o el dolor de las cosas y los hombres».
Establece su residencia en Barranco, barrio bohemio de Lima. Durante toda esta época aporta con sus escritos a buena parte de los números de la revista Las Moradas. En 1954 publica su tercer libro de poemas en francés “Trafalgar Square”. En 1955 culmina una de sus obras principales “Amour à mort”.
Nuestro César Moro, un personaje enigmático, renegó de su patria, de su sexo, de su lengua y de su nombre, surrealista en toda su obra, homosexual confeso y lanzado a la poesía. Su “Tortuga Ecuestre”, uno de los dos únicos poemarios suyos escritos en español, aparentemente para poder ser leído por quien ocupó mucho tiempo su corazón, un militar mexicano, ocupa hoy un puesto innegable en la obra poética latinoamericana. Este personaje al que Moro escribe en “La Tortuga Ecuestre”, encerrado en el misterio y a quien nombra como Antonio y en las siglas A.A.A. revestía para el poeta la imagen de la imposibilidad. Era un teniente del ejército mexicano, casado, con un hijo, del cual, para matizar la instancia, César Moro llegó a ser padrino.
Aunque André Coyné, gran amigo de Moro ya en su aislamiento en Lima, menciona que el nombre de César Moro resulta de una aparición en las letras de Ramón Gómez de la Serna, no son pocos los que afirman que surge de la unión del imperio romano y del oscuro color de su piel.
Dos de sus más aventajados discípulos fueron Jorge Eduardo Eielson (Perú) y Gonzalo Rojas (Chile), ambos, confesos de la influencia recibida de su “maestro”.
En sus últimos años declaró su total independencia de todas las escuelas y manifestó sus dudas burlonas sobre los movimientos de vanguardia, aunque ya en México, tras la publicación de “Château de grisou y Lettre d' amour ” muchos habían reconocido su despido del del surrealismo para tomar su propio libérrimo camino.
El 10 de enero de 1956 muere víctima de leucemia. André Coyné y Fernando de Szyszlo organizaron un Homenaje a César Moro en agosto de aquel año. Su amigo André Coyné continuó con la labor de recopilación, edición y difusión de la obra de Moro.
Obra Poética:
- La tortuga ecuestre, su único libro en castellano, que fue escrita en 1938 pero publicada en 1957 bajo los auspicios de André Coyné, al no haber encontrado antes quién la publicara.
- Cartas (1939)
- Lettre d'amour (1939)
- El castillo de Grisú (1941)
- L'homme du paradisier et autres textes (1944)
- Trafalgar Square (1954)
- Amour à mort (1955)
En prosa escribió:
- Los anteojos de azufre (1958). La mayoría de su obra en prosa recogida por André Coyné.
Escribió además una solitaria obra teatral a la que tituló “El ojo del gallo”, de muy corta extensión y jamás llevada a escenario.
Moro vivía de, con y por la poesía, su obra poética grafica su biografía sin serlo en ninguna manera. Vivió así, el amor, la amistad, la pasión, el rencor, el escándalo, el secreto, siguiendo siempre su propia línea
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