pero era esto el horizonte díganme si era esto
era esa levedad en todo el corazón y en la distancia que muerde
pero si ha sido tanta espera ves
dice la abuela en su sombra de huesos
pero si yo me morí tanto
y no comí para dejarles en el mantel las flores
y ahora todos se van se han ido hacia la nieve peligrosa
díganme que voy mal enrumbada
que estos cantos ya son la esperanza
y que el campo que arde es puro espejismo
para que mi ceniza no me envenene más
pero era este al fin el fulgurante sueño
era tanto maldito trapecio en la penumbra
y este viento con cara de perro apaleado
y la pared agonizante que se confunde con mis huesos
mi padre lo soñaba
marañón
lo masticaba como insulto marañón
y en las sábanas podridas del país
lamentaba su sangre en la arboleda
él que vino de lo remoto y sabe
que las fugas resultan infinitas
ah qué tierra de tan pasmosa desproporción decía
donde la ceiba puja junto al marañón
y espinas en la piel misma de los hombres
ah qué país para no tener nada
al cabo de los círculos del agua
el marañón del aire que te seca el rostro y las palabras
y los hijos de vientre enceguecido
y los amores palpitantes
y hasta el deseo empozado que el marañón aborta
ah qué país para que cubra mi esperanza
yo que bruñí las armas y velé
dijo mi padre antes de ser abandonado
y quedarse con tres inmensos palmos de mar en el hocico
díganme que es mentira respondan que llegamos
que el páramo me engaña
que la mentira no es la flor preciada del cantero
que el marañón no se metió en las aguas
para que todos callen para que todos se muerdan
la boca que esperaba el futuro para besar.
El pájaro de fuego
Me pidieron que pusiera los dientes
siempre en las manos del día
me dijeron entona una canción
muy verde y llena de banderas
sospecho que voy a defraudarles
mi única bandera soy nosotros
con todos los pedazos que no tenemos
todavía
(mi padre está satisfecho
porque mi foto sale en los periódicos
como si hubiera sido siempre feliz)
Algunos dicen qué maravilla si pudieras
de vez en cuando dejar de escupir
y esta saliva es más que necesaria
porque me burlo de todo lo que falta
para subir al cielo y perdurar
Me dijeron entonces que entornara los
ojos
que los tuviera más o menos quietos
si alguna vez pretendo ver la nieve
Voy a bailar ahora
para los que nunca han esperado nada
a revolcarme en un amargo éxtasis
porque mi tiempo tiene que ser bello
y estoy alegre de gritar
aunque mi voz se acabe o se llene de
tierra
el porvenir y yo nos vamos a reír
muy larga y dulcemente
como si fuésemos perfectos
como si fuésemos perfectos
y el fuego fuera una tormenta perdurable
un modo tenue de jugar al silencio.
(De "El pasado del cielo")
Ramón Fernández-Larrea (Bayamo, 1958)
Nace en Bayamo, Cuba, en 1958.
Obtiene en 1989 el Premio Nacional de Radio y Televisión "Caracol", de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Entre 1988 y 1991, aún en Cuba, realiza el espacio "El programa de Ramón", con el que obtiene el Premio Nacional de Radio Joven.
Migra a Canarias y finalmente a Barcelona, donde realiza desde 1999 programas radiales para la emisora barcelonense Radio Gladys Palmera, de la que fue fundador.
Escribe semanalmente la columna Kabiosiles, estampas poéticas de músicos cubanos de todas las épocas, para la página web de Radio Gladys Palmera.
Publica cada lunes, desde el año 2000, La columna de Ramón, un texto de humor político en el diario independiente cubano Encuentro en la red. Colabora también con la revista Tragaluz, de reciente nacimiento en Guadalajara, México, con textos de humor de su cuaderno El diablo son las cosas.
Ha colaborado en diversos documentales de cine escribiendo textos y guiones, así como haciéndose cargo de la banda sonora de la película cubana "Guantanamera"
Ha publicado los siguientes libros de poesía:
El pasado del cielo (Ediciones Unión, La Habana, 1987), Premio Nacional de Poesía «Julián del Casal», Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1985.
Poemas para ponerse en la cabeza (Editora Abril, La Habana, 1989), Premio XX Aniversario El Caimán Barbudo, La Habana, en 1986.
El libro de las instrucciones (Colección Ciclos, UNEAC, La Habana, 1991).
Manual de pasión (Universidad de Guadalajara, México, 1993).
El libro de los salmos feroces (Ediciones Extramuros, La Habana, 1995).
Terneros que nunca mueran de rodillas (Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 1998), Premio de poesía Julio Tovar en 1997.
Cantar del tigre ciego (Editorial Arlequín, Libros del arrayán, Guadalajara, México, 2001).
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