martes, 19 de mayo de 2009

Murió Mario Benedetti (Septiembre, 1920 - Mayo, 2009)


Hace muy poco tiempo publicamos en este blog una semblanza minuciosa y algunas pocas líneas de la vasta obra poética de Mario Benedetti. Hoy nos corresponde realizar sobre aquel homenaje humilde, un doloroso añadido. Y es que el día Domingo 17 de Mayo, a los 88 años de edad, a mitad de la paz del sueño, estando en casa, falleció Mario.
En una de las noticias que este mismo blog publicó hace algunos días, se daba cuenta que había sido dado de alta, tras haber estado hospitalizado por un problema gastrointestinal que había descompensado su estado general. Era la cuarta hospitalización en los últimos doce meses.
La comunidad poética hispanoamericana ha expresado sus sentimientos, José Saramago, Miguel Barnet, Raúl Vallarino, Álvaro Mutis, Mauricio Rosencof y muchos otros, han coincidido en la pérdida irreparable que significa la partida de Mario Benedetti.

Para quien conoce y se deleita con la poesía de Benedetti, Mario es inmortal, basta hacerlo pasar, aclarar la voz, leerlo a todo pulmón, saborear su eternidad, verso a verso.

ASUNCIÓN DE TI

I


Quién hubiera creído que se hallaba
sola en el aire, oculta,
tu mirada.
Quién hubiera creído esa terrible
ocasión de nacer puesta al alcance
de mi suerte y mis ojos,
y que tú y yo iríamos, despojados
de todo bien, de todo mal, de todo,
a aherrojarnos en el mismo silencio,
a inclinarnos sobre la misma fuente
para vernos y vernos
mutuamente espiados en el fondo,
temblando desde el agua,
descubriendo, pretendiendo alcanzar
quién eras tú detrás de esa cortina,
quién era yo detrás de mí.
Y todavía no hemos visto nada.
Espero que alguien venga, inexorable,
siempre temo y espero,
y acabe por nombrarnos en un signo,
por situarnos en alguna estación
por dejarnos allí, como dos gritos
de asombro.
Pero nunca será. Tú no eres ésa,
yo no soy ése, ésos, los que fuimos
antes de ser nosotros.
Eras sí pero ahora
suenas un poco a mí.
Era sí pero ahora
vengo un poco a ti.
No demasiado, solamente un toque,
acaso un leve rasgo familiar,
pero que fuerce a todos a abarcarnos
a ti y a mí cuando nos piensen solos.

II

Hemos llegado al crepúsculo neutro
donde el día y la noche se funden y se igualan.
Nadie podrá olvidar este descanso.
Pasa sobre mis párpados el cielo fácil
a dejarme los ojos vacíos de ciudad.
No pienses ahora en el tiempo de agujas,
en el tiempo de pobres desesperaciones.
Ahora sólo existe el anhelo desnudo,
el sol que se desprende de sus nubes de llanto,
tu rostro que se interna noche adentro
hasta sólo ser voz y rumor de sonrisa.

III

Puedes querer el alba
cuando ames.
Puedes
venir a reclamarte como eras.
He conservado intacto tu paisaje.
Lo dejaré en tus manos
cuando éstas lleguen, como siempre,
anunciándote.
Puedes
venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú.
Aunque mi voz te espere
sola en su azar
quemando
y tu dueño sea eso y mucho más.
Puedes amar el alba
cuando quieras.
Mi soledad ha aprendido a ostentarte.
Esta noche, otra noche
tú estarás
y volverá a gemir el tiempo giratorio
y los labios dirán
esta paz ahora esta paz ahora.
Ahora puedes venir a reclamarte,
penetrar en tus sábanas de alegre angustia,
reconocer tu tibio corazón sin excusas,
los cuadros persuadidos,
saberte aquí.
Habrá para vivir cualquier huida
y el momento de la espuma y el sol
que aquí permanecieron.
Habrá para aprender otra piedad
y el momento del sueño y el amor
que aquí permanecieron.
Esta noche, otra noche
tú estarás,
tibia estarás al alcance de mis ojos,
lejos ya de la ausencia que no nos pertenece.
He conservado intacto tu paisaje
pero no sé hasta dónde está intacto sin ti,
sin que tú le prometas horizontes de niebla,
sin que tú le reclames su ventana de arena.
Puedes querer el alba cuando ames.
Debes venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú,
aunque contigo traigas
dolor y otros milagros.
Aunque seas otro rostro
de tu cielo hacia mí.

domingo, 10 de mayo de 2009

Vicente Aleixandre y Merlo (España 1898 - 1984)



Partida

Aquí los cantos, los grupos, las figuras;
oh cabezas, yo os amo bajo el sueño.
Aquí los horizontes por cinturas;
oh caricias, qué llano el mundo ha sido.
Entre helechos, garganta o espesura,
entre zumo de sueño o entre estrellas,
pisar es zozobrar los corazones
(borda de miel), es tacto derramado.

Esa ladera oculta,
esa montaña inmensa;
acaso el corazón está creciendo,
acaso se ha escapado como un ave,
dejando lejanía como un beso


El frío

La inocencia reclama su candor
(bajo un monte una luna o lo esperado),
la inocencia está muda (pez, aguárdame),
aquí en esta muralla están las letras.
Acariciar unos senos de nácar,
una caja respira y duele todo,
acariciar esta oculta ceniza,
bajo carmín tus labios suspirando.

No se evaden las almas como pliegos,
ese papel doblado por los árboles,
por lo que más duele si sonríen
cuando la luz escapa sin notarse.


Tormento del amor

Te amé, te amé, por tus ojos, tus labios, tu garganta, tu voz,
tu corazón encendido en violencia.
Te amé como a mi furia, mi destino furioso,
mi cerrazón sin alba, mi luna machacada.

Eras hermosa. Tenías ojos grandes.
Palomas grandes, veloces garras, altas águilas potentísimas...
Tenías esa plenitud por un cielo rutilante
donde el fragor de los mundos no es un beso en tu boca.

Pero te amé como la luna ama la sangre,
como la luna busca la sangre de las venas,
como la luna suplanta a la sangre y recorre furiosa
las venas encendidas de amarillas pasiones.

No sé lo que es la muerte, si se besa la boca.
No sé lo que es morir. Yo no muero. Yo canto.
Canto muerto y podrido como un hueso brillante,
radiante ante la luna como un cristal purísimo.

Canto como la carne, como la dura piedra.
Canto tus dientes feroces sin palabras.
Canto su sola sombra, su tristísima sombra
sobre la dulce tierra donde un césped se amansa.

Nadie llora. No mires este rostro
donde las lágrimas no viven, no respiran.
No mires esta piedra, esta llama de hierro,
este cuerpo que resuena como una torre metálica.

Tenías cabellera, dulces rizos, miradas y mejillas.
Tenías brazos, y no ríos sin límite.
Tenías tu forma, tu frontera preciosa, tu dulce margen
de carne estremecida.
Era tu corazón como alada bandera.

¡Pero tu sangre no, tu vida no, tu maldad no!
¿Quién soy yo que suplica a la luna mi muerte?
¿Quién soy yo que resiste los vientos, que siente las
heridas de sus frenéticos cuchillos,
que le mojen su dibujo de mármol
como una dura estatua ensangrentada por la tormenta?

¿Quién soy yo que no escucho entre los truenos,
ni mi brazo de hueso con signo de relámpago,
ni la lluvia sangrienta que tiñe la yerba que ha nacido
entre mis pies mordidos por un río de dientes?

¿Quién soy, quién eres, quién te sabe?
¿A quién amo, oh tú, hermosa mortal,
amante reluciente, pecho radiante;
¿a quién o a quién amo, a qué sombra, a qué carne,
a qué podridos huesos que como flores me embriagan?


Mudo de noche

Las ventanas abiertas.
Voy a cantar doblando.
Canto con todo el cuerpo,
moviendo músculos de bronce
y sostenido el cielo derrumbado como un sollozo retenido.

Con mis puños de cristal lúcido quiero ignorar las luces,
quiero ignorar tu nombre, oh belleza diminuta.
Entretenido en amanecer,
en expulsar esta clarividencia que me rebosa,
siento por corazón un recuerdo, acaso una pluma,
acaso ese navío frágil olvidado entre dos ríos.
Voy a virar en redondo.
¿Cómo era sonreír, cómo era?
Era una historia sencilla, fácil de narrar, olvidada
mientras la luz se hacía cuerpo y se la llevaban las sangres.

Que fácil confundir un beso y un coágulo.

Oh, no torzáis los rostros como si un viento los doblase,
acordaos que el alba es una punta no afilada
y que su suavidad de pluma es propicia a los sueños.
Un candor, una blancura, una almohada ignorante de las cabezas,
reposa en otros valles donde el calor está quieto,
donde ha descendido sin tomar cuerpo
porque ignora todavía el bulto de las letras,
esos lingotes de carne que no pueden envolverse con nada.
esta constancia, esta vigencia, este saber que existe,
que no sirve cerrar los ojos y hundir el brazo en el río,
que los peces de escamas frágiles no destellan como manos,
que resbalan todas las dudas al tiempo que la garganta se obstruye.

Pero no existen lágrimas.
Vellones, lana vivida, límites bien tangibles
descienden por las laderas para recordarme los brazos.
¡Oh, sí!, la tierra es abarcable y los dedos lo saben.
Ellos ciegos de noche se buscan por los antípodas,
sin más guía que la fiebre que reina por otros cielos,
sin más norte, oh caricia, que sus labios cruzados.


Ciudad del paraíso

A mi ciudad de Málaga

Siempre te ven mis ojos, ciudad de mis días marinos.
Colgada del imponente monte, apenas detenida
en tu vertical caída a las ondas azules,
pareces reinar bajo el cielo, sobre las aguas,
intermedia en los aires, como si una mano dichosa
te hubiera retenido, un momento de gloria,
antes de hundirte para siempre en las olas amantes.

Pero tú duras, nunca desciendes, y el mar suspira
o brama por ti, ciudad de mis días alegres,
ciudad madre y blanquísima donde viví, y recuerdo,
angélica ciudad que, más alta que el mar, presides sus espumas.
Calles apenas, leves, musicales. Jardines
donde flores tropicales elevan sus juveniles palmas gruesas.
Palmas de luz que sobre las cabezas, aladas,
merecen el brillo de la brisa y suspenden
por un instante labios celestiales que cruzan
con destino a las islas remotísimas, mágicas,
que allá en el azul índigo, libertadas, navegan.
Allí también viví, allí, ciudad graciosa, ciudad honda.
Allí donde los jóvenes resbalan sobre la piedra amable,
y donde las rutilantes paredes besan siempre
a quienes siempre cruzan, hervidores de brillos.
Allí fui conducido por una mano materna.
Acaso de una reja florida una guitarra triste
cantaba la súbita canción suspendida del tiempo;
quieta la noche, más quieto el amante,
bajo la lucha eterna que instantánea transcurre.
Un soplo de eternidad pudo destruirte,
ciudad prodigiosa, momento que en la mente de un dios emergiste.
Los hombres por un sueño vivieron, no vivieron,
eternamente fúlgidos como un soplo divino.
Jardines, flores. Mar alentado como un brazo que anhela
a la ciudad voladora entre monte y abismo,
blanca en los aires, con calidad de pájaro suspenso
que nunca arriba. ¡Oh ciudad no en la tierra!
Por aquella mano materna fui llevado ligero
por tus calles ingrávidas. Pie desnudo en el día.
Pie desnudo en la noche. Luna grande. Sol puro.
Allí el cielo eras tú, ciudad que en él morabas.
Ciudad que en él volabas con tus alas abiertas.


El olvido

No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. Arroja el casco, y muere.

Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir.

Con dignidad murió. Su sombra cruza.


Se querían

Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.
Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.
Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.
Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente sólo.
Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.
Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.
Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.


Al cielo

El puro azul ennoblece
mi corazón. Sólo tú, ámbito altísimo
inaccesible a mis labios, das paz y calma plenas
al agitado corazón con que estos años vivo.
Reciente la historia de mi juventud, alegre todavía
y dolorosa ya, mi sangre se agita, recorre su cárcel
y, roja de oscura hermosura, asalta el muro
débil del pecho, pidiendo tu vista,
cielo feliz que en la mañana rutilas,
que asciendes entero y majestuoso presides
mi frente clara, donde mis ojos te besan.
Luego declinas, ¡oh sereno, oh puro don de la altura!,
cielo intocable que siempre me pides, sin cansancio, mis besos,
como de cada mortal, virginal, solicitas.
Sólo por ti mi frente pervive al sucio embate de la sangre.
Interiormente combatido de la presencia dolorida y feroz,
recuerdo impío de tanto amor y de tanta belleza,
una larga espada tendida como sangre recorre
mis venas, y sólo tú, cielo agreste, intocado,
das calma a este acero sin tregua que me yergue en el mundo.
Baja, baja dulce para mí y da paz a mi vida.
Hazte blando a mi frente como una mano tangible
y oiga yo como un trueno que sea dulce una voz
que, azul, sin celajes, clame largamente en mi cabellera.
Hundido en ti, besado del azul poderoso y materno,
mis labios sumidos en tu celeste luz apurada
sientan tu roce meridiano, y mis ojos
ebrios de tu estelar pensamiento te amen,
mientras así peinado suavemente por el soplo de los astros,
mis oídos escuchan al único amor que no muere.




Vicente Aleixandre y Merlo (Sevilla, 1898 – Madrid 1984)

Vicente Pío Marcelino Cirilo Aleixandre y Merlo nace en Sevilla, el 26 de abril de 1898, en una familia burguesa de clase media. Su padre era ingeniero de ferrocarriles. Tempranamente, a los 2 años de edad, se traslada a Málaga, ciudad y litoral mediterráneos, cuyo paisaje y circunstancia influirán decididamente su poesía, ya que allí transcurrirá toda su infancia.
En 1909, la familia Aleixandre se traslada a Madrid, donde Vicente cursará su vida escolar y universitaria, estudiando Derecho y Comercio. Tras su licenciatura, ejercerá el profesorado en la Escuela de Comercio de Madrid entre los años 1920 a 1922.
En el verano de 1917 conoce a Dámaso Alonso en un pueblo de Ávila, lo cual incentiva aún más sus tendencias literarias que ya venía desarrollando con algunos jóvenes de su generación. Alonso lo llevó a la lectura de los clásicos recientes de la poesía en español como Bécquer, Machado, Juan Ramón Jiménez y Rubén Darío. Esto despierta su pasión por la poesía.
En 1925 se le diagnostica una tuberculosis renal que, en 1932, lo llevará a perder uno de sus riñones.
En 1926 publica sus primeros poemas en la Revista de Occidente, prestigiosa edición cultural de la época. El reconocimiento literario que esta publicación le facilitó, hizo que entrara en contacto con otros miembros de la generación del 27, como Federico García Lorca, Rafael Alberti y Luis Cernuda.
Conoce a Andrés Acero en los años 30 y mantiene una relación amorosa con él, celosamente escondida para que su homosexualidad no afectara a su familia. esta relación se verá interrumpida por el exilio que Acero sufrirá (a México) tras la guerra civil española, siendo Vicente uno de los pocos autores de su generación que permanecerá en España a pesar de la guerra, y se convertirá en maestro y protector de los poetas jóvenes de la segunda mitad del siglo XX, quienes se reunían con él para celebrar frecuentes tertulias literarias en su casa de Madrid.
Es nombrado miembro de la Real Academia Española en 1949 y fue galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1977. Siete años después fallece en Madrid, el 13 de diciembre de 1984.
Su obra poética se inicia con Ámbito, publicada en 1928, a la cual seguirá, en 1932, Espadas como labios. En 1935 publicará La destrucción o el amor, por la cual merecerá el Premio Nacional de Literatura. Ese mismo año publicará Pasión de la tierra, edición que aumentará en 1946. En 1944 vendrá Sombra del Paraíso, en 1948 En la muerte de Miguel Hernández, en 1950 Mundo a solas, y en 1952 Poemas paradisiacos.
A estas obras seguirán Nacimiento último (1953), Historia del corazón (1954), Ciudad del Paraíso (1960). Este mismo año verá la publicación de sus primeras Poesías completas. En 1962 publica En un vasto dominio, que lo hará merecedor al Premio de la crítica de ese mismo año. En 1965 ve la luz Retratos con nombre, y en 1968 una nueva recopilación en sus Obras completas, edición que será aumentada en 1977.
En 1968 un nuevo Premio de la Crítica vendrá por la obra Poemas de la consumación. En 1971 publicará la antología Poesía surrealista. En 1971 Sonido de la guerra, en 1974, Diálogos del conocimiento, en 1984 Tres poemas seudónimos, en 1987 Nuevos poemas varios, en 1991 En gran noche. Últimos poemas. En 1993, con Dámaso Alonso, publicará Álbum. Versos de juventud.
Dos ediciones de sus Poesías completas, se publicaron los años 2001 y 2002.
Su escasa obra en prosa habla de poesía o de poetas, demostrando la entrega total de Vicente a la poesía.

domingo, 3 de mayo de 2009

Noticias.



(Se publican noticias concernientes a poetas que ya hayan aparecido en nuestra página. Agradecemos las colaboraciones recibidas)


Reproducimos íntegramente el artículo publicado en el diario chileno La Tercera, del día 03 de mayo de 2009, en el cual se da cuenta del último proyecto de Raúl Zurita.





Raúl Zurita lanza en España Cuadernos de guerra



El poeta y premio nacional de Literatura acaba de terminar el proyecto en el que ha trabajado los últimos años.



por Andrés Gómez Bravo



No ha dormido en toda la noche. Dice que está en un torbellino. Raúl Zurita se encuentra en Boston y debe tomar un vuelo a Austria. Pero el vértigo que siente no tiene que ver con ello, sino con su obra: acaba de terminar el proyecto en el que ha trabajado los últimos años, un grueso volumen autobiográfico titulado Zurita.
"Son exactamente 702 páginas. Mi sensación oscila entre la máxima exaltación y la perplejidad: ¿Quién realmente escribe esas cosas? ¿Quién se mete dentro de uno? ¿O es tu muerte futura la que habla?".
Desde enero Zurita estaba de profesor visitante en Boston. Participó en lecturas y presentaciones de sus libros en inglés, con gran recepción: Purgatorio, publicado por University of California Press; Inri, editado por Merick Press, y Canto a su amor desaparecido, próximo a ser lanzado por Action Books. Además, terminó de escribir su "obra gorda". Autobiográfica, combativa y sin concesiones, ha publicado parte de ella en Los países muertos, In memoriam y Las ciudades de agua. Ahora entrega Cuadernos de guerra, que será lanzado a fin de mes en la Feria del Libro de Madrid.
"Cada ser humano es testigo de un estado de destrucción permanente, de una violencia generalizada", dice. "No es sólo la violencia de hombres contra hombres, es esa infinita violencia cósmica que se ensaña con un cuerpo, que lo tritura y que se llama vejez. Cuadernos de guerra es la anotación de esa violencia. Pero también tiene para mí algo muy cómico, algo estereotipado, es un título a lo Malraux. Desde hace años me río mucho cuando escribo", asegura.
EN RUINAS
En Cuadernos de guerra Zurita vuelve a trenzar la historia colectiva y la personal. Aparecen su madre, su padre, sus parejas, su detención en el carguero Maipo, así como los militares, la Dina y los torturados. Hiroshima, Auschwitz y las Malvinas.
Beethoven tratando de dirigir el viento y Pinochet haciendo un discurso. "Pinochet era pavorosamente cómico. En uno de los poemas, unas fotografías gigantes con su retrato cuelgan de los acantilados frente al Pacífico y los barcos que pasan por allí se preguntan: ¿y quién mierda es?".
En el libro domina la imagen de la devastación. Chile es un país en ruinas. Y Zurita lo ve así: "Mire a su alrededor: ruinas sobre ruinas; una clase política en ruinas, con candidatos a la presidencia en ruinas, una literatura en ruinas, sin ambición, demolida, y la excepción de Zambra no alcanza a remediarlo, la peor de Latinoamérica, un arte en ruinas, una sociabilidad en ruinas. Se transó demasiado como para salir impunes", afirma.
En el volumen también hay espacio para la ironía: Zurita le dedica versos a Bob Dylan y cita, así, la acusación de plagio que recibió en los 80. "Las acusaciones de plagio, el pasatiempo de los insignificantes", dice. "Dylan aparece escribiendo unos poemas sobre las cordilleras de Chile, es mi sentido del humor, tal vez el único que se ríe con él soy yo y eso, me imagino, es como tener un humor post mortem".
Y no es el único episodio: también está Bolaño escribiendo con aviones en el cielo. Se sabe: el autor de Los detectives salvajes se basó en Zurita y su escritura en el cielo de Nueva York para escribir Estrella distante. Claro que allí el poeta es partidario de Pinochet.
"Ah sí, en los Cuadernos... aparece un tipo, el hepático Bolaño, que escribe poemas en el cielo. Pero lo de Estrella distante no me molestó en absoluto, son cosas que no guardan ninguna proporción, pertenecen a dos universos, estos sí, demasiado distantes", dice Zurita. "Lo que Bolaño escribe es a lo más una novela menor con todos los convencionalismos del género, y las escrituras en el cielo son algo absolutamente inédito, que amplía el campo de lo que entendemos por escritura, por arte, por mirada".
Con su proyecto Zurita, el poeta cierra el ciclo que abrió con La vida nueva. "Son libros gemelos. El delirio es seguramente el mismo, pero este libro es el anverso de La vida nueva, es su cara despojada e imagino, ya al borde de los 60, irremediable".
Su próximo paso es la escritura en los acantilados del norte de Chile. "No sé si podré o alcanzaré a hacerla. Yo creo que sí. Pero si no fuera así, no deja de emocionarme saber que esas imágenes morirán conmigo, que sólo yo y Paulina las habremos visto por el amor en toda su demencia y belleza.
…………………………………………………………………………………………………………………

De la agencia de noticias ANSA, extraemos el siguiente artículo, fechado en 03 de mayo de 2009


Benedetti experimenta mejoría y permanece hospitalizado

El poeta fue ingresado el 24 de abril pasado con pronóstico reservado.
por Ansa

El poeta uruguayo Mario Benedetti, de 88 años, "estabiliza la mejoría" de su enfermedad y permanece en una sala de cuidados comunes, tras ser internado una semana atrás con pronóstico reservado, dijeron hoy fuentes hospitalarias.
"Se está estabilizando la mejoría" de Benedetti, quien "se está alimentando correctamente", dijo la doctora María del Huerto Brotos, vocera del Departamento técnico del sanatorio Impasa, en Montevideo, donde el escritor fue ingresado el 24 de abril pasado.
Brotos adelantó que el escritor "permanecerá unos días más en observación en el sanatorio" y "por ahora no se piensa en el alta".
"Hace 48 horas de su mejoría, por lo tanto debemos esperar que ella continúe estabilizándose, pero somos optimistas", puntualizó la doctora a cargo del artista.
El autor de "Gracias por el Fuego" y "La Tregua", entre los títulos de la obra narrativa y poética del escritor, había sido internado a raíz de un enfermedad crónica intestinal.
El poeta uruguayo atraviesa una nueva crisis en su salud, luego de haber sido hospitalizado otras tres oportunidades durante el año pasado.
Poeta, novelista, dramaturgo, ensayista y periodista, Benedetti es -junto a Juan Carlos Onetti (1909-1994) e Idea Vilariño, fallecida el lunes pasado a los 88 años- uno de los referentes de la literatura uruguaya de segunda mitad del siglo XX, e integrante de la denominada Generación del 45, un movimiento cultural de gran influencia en Latinoamérica.
Nacido el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros (Tacuarembó) y autor de una vasta obra, Benedetti fue distinguido con varios galardones, entre ellos en el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1999), el Premio Iberoamericano José Martí (2001) y el Menéndez Pelayo (2005).
El año pasado publicó su libro "Testigo de uno mismo" y actualmente trabaja en otro volumen de poesía, bajo el título provisional "Biografía para encontrarme".

Carlos Oquendo de Amat (Perú, 1905 - España, 1936)

Portada de la edición original


(A pesar de reconocer que la distribución espacial de la redacción original aporta infinitamente en todo el concepto poético de esta gran obra, no se logra reproducir el poema tal como aparece en la edición de "5 metros de poemas", por lo cual, lamentándolo profundamente, solicitamos las disculpas del caso)





a l d e a n i t a


Aldeanita de seda

ataré mi corazón
como una cinta a tus trenzas

Porque en una mañanita de cartón

(a este bueno aventurero de emociones)

Le diste el vaso de agua de tu cuerpo
y los dos reales de tus ojos nuevos




poema del mar y de ella


Tu bondad pintó el canto de los pájaros

y el mar venía lleno en tus palabras
de puro blanca se abrirá aquella estrella
y ya no volarán nunca las dos golondrinas de tus cejas
el viento mueve las velas como flores
yo sé que tú estás esperándome detrás de la lluvia
y eres más que tu delantal y tu libro de letras
eres una sorpresa perenne

DENTRO DE LA ROSA DEL DIA



c a m p o




El paisaje salía de tu voz
y las nubes dormían en la yema de tus dedos

De tus ojos cintas de alegría colgaron
la mañana


Tus vestidos
encendieron las hojas de los árboles

En el tren lejano iba sentada
la nostalgia

Y el tiempo volteaba la cara a la ciudad.


(Creemos que con estos tres poemas es suficiente como para causar en nuestros lectores, la angustia que obliga a agotar los recursos para conseguir un ejemplar de este libro alucinante).



MNYEN.




Carlos Oquendo de Amat (Puno, 1905 – Guadarrama, 1936)

Nace en Puno, Perú, hijo del médico Carlos Belisario Oquendo y de doña María Zoraida de Amat Machicado, de quienes recibe una sólida educación, complementada por el colegio Nacional San Carlos. De este establecimiento debió retirarse prematuramente tras la muerte de su padre, lo cual dejó a la familia con serios problemas económicos. Esta situación y la obtención de una beca para el colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe, llevaron a doña María a la decisión de emigrar hacia Lima. En la capital peruana, la crítica situación económica familiar los llevó a pasar hambre y pobreza, razones, aparte de la insatisfacción personal, que terminaron en el abandono escolar y la decisión de mantenerse autodidácticamente al día en lo que ha instrucción se refería. Así, Carlos Oquendo acudía con asiduidad a la Biblioteca Nacional.
En 1929 viaja a La Paz, Bolivia, desde donde es expulsado por problemas políticos. Tres años después, en Arequipa, Perú, se hace al frente de la sede del partido fundado por José Carlos Mariátegui. En 1934 es deportado a Panamá. Se sabe que estuvo además en Costa Rica y México y que termina finalmente radicado en España. Los datos y las fechas son poco precisas. Certera en la fecha de enero de 1936, en que debido a una tuberculosis, estuvo internado en hospital madrileño. Dos meses después, el 6 de marzo de 1936, poco antes de cumplir los 31 años de edad, fallece en Guadarrama, provincia de Madrid, España.
Se reconoce en su poesía el inicio de la vanguardia poética peruana.
Sólo publicó, entre 1927 y 1928, un libro, al que tituló “5 metros de poemas”, un volumen de características peculiares, ya que, haciendo honor al título, consta de una sola tira larga de papel que va desplegándose como una cáscara cuidadosamente prolongada de fruta, tal como él, Carlos Oquendo, solicita graciosamente a sus lectores que se desglose su trabajo: “abra el libro como quien pela una fruta”.
La corta vida de este excelente poeta peruano, y la escasa información de la que se dispone, permiten la mitificación del autor.



sábado, 25 de abril de 2009

Mario Benedetti Farugia (Uruguay, 1920-2009)

"...yo sigo prefiriendo
el viejo beso artesanal
que desde siempre comunica tanto."


Amor de tarde

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.


Intimidad

Soñamos juntos
juntos despertamos
el tiempo hace o deshace
mientras tanto
no le importan tu sueño
ni mi sueño
somos torpes
o demasiado cautos
pensamos que no cae
esa gaviota
creemos que es eterno
este conjuro
que la batalla es nuestra
o de ninguno
juntos vivimos
sucumbimos juntos
pero esa destrucción
es una broma
un detalle una ráfaga

un vestigio
y un abrirse y cerrarse
el paraíso
ya nuestra intimidad
es tan inmensa
que la muerte la esconde
en su vacío
quiero que me relates
el duelo que te callas
por mi parte te ofrezco
mi última confianza
estás sola
estoy solo
pero a veces
puede la soledad
ser
una llama.


Testamento de miércoles

Aclaro que éste no es un testamento
de esos que se usan como colofón de vida
es un testamento mucho más sencillo
tan solo para el fin de la jornada

o sea que lego para mañana jueves
las preocupaciones que me legara el martes
levemente alteradas por dos digestiones
las usuales noticias del cono sur
y la nube de mosquitos casi vampiros

lego mis catorce estornudos del mediodía
una carta a mi mujer en la que falta la posdata
el final de una novela que a duras penas leo
las siete sonrisas de cinco muchachas
ya que hubo una que me brindó tres
y el ceño fruncido de un señor
que no conozco ni aspiro a conocer

lego un colorido ajedrez moscovita
una computadora japonesa sin pilas
y la buena radio en que está sonando
el español grisáceo de la bibicí
ah la olivetti y el cepillo de dientes
no los lego porsiaca
lego tropos y metáforas de uso privado
que modestamente acuñe en la tarde
por ejemplo el astillero en que reparo mis sueños
el pájaro aleatorio que surge del crepúsculo
la cortina de lluvia que miro y no descorro
lego un remordimiento porque es aleccionante
y un poco de tristeza por que es inevitable
también mi soledad con la ilusión
de que el jueves resuelva no admitirla
y me sancione con presencias varias

lego los crujidos de mis viejas bisagras
también una tajada de mi sombra
no toda por que un hombre sin su sombra
no merece el respeto de la gente

lego el pescuezo recién lavado
como para un jueves de guillotina
una maceta con hierbabuena
y otra con un bionato que me hastía
ya que esta cargante convolvulácea
me está invadiendo el cuarto con sus hojas

lego los suburbios de una idea
un tríptico de espejos que me agrade
el mar allá al alcance de la mano
mis cóleras por orden alfabético
y un breve y curioso estado de ánimo
que todavía no se si es inocencia
o estupidez malsana
o alegría

sólo ahora lo advierto
en paredes y anaqueles y venas
en glándulas y techos y optimismos
me quedan tantas cosas por legar
que mejor las incluyo
en otro testamento
digamos el del viernes


Mucho más grave

Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo
y eso en verdad no es nada extraordinario
vos lo sabés tan objetivamente como yo

sin embargo hay algo que quisiera aclararte
cuando digo todas las parcelas
no me refiero sólo a esto de ahora
a esto de esperarte y aleluya encontrarte
y carajo perderte
y volverte a encontrar
y ojalá nada más

no me refiero sólo a que de pronto digas
voy a llorar
y yo con un discreto nudo en la garganta
bueno llorá
y que un lindo aguacero invisible nos ampare
y quizá por eso salga enseguida el sol

ni me refiero sólo a que día tras día
aumente el stock de nuestras pequeñas
y decisivas complicidades
o que yo pueda o creerme que puedo
convertir mis reveses en victorias
o me hagas el tierno regalo
de tu más reciente desesperación

no
la cosa es muchísimo más grave

cuando digo todas las parcelas
quiero decir que además de ese dulce cataclismo
también estás reescribiendo mi infancia
esa edad en que uno dice cosas adultas y solemnes
y los solemnes adultos las celebran
y vos en cambio sabés que eso no sirve
quiero decir que estás rearmando mi adolescencia
ese tiempo en que fui un viejo cargado de recelos
y vos sabés en cambio extraer de ese páramo
mi germen de alegría y regarlo mirándolo

quiero decir que estás sacudiendo mi juventud
ese cántaro que nadie tomó nunca en sus manos
esa sombra que nadie arrimó a su sombra
y vos en cambio sabés estremecerla
hasta que empiecen a caer las hojas secas
y quede el armazón de mi verdad sin proezas

quiero decir que estás abrazando mi madurez
esta mezcla de estupor y experiencia
este extraño confín de angustia y nieve
esta bujía que ilumina la muerte
este precipicio de la pobre vida

como ves es más grave
muchísimo más grave
porque con estas o con otras palabras
quiero decir que no sos tan sólo
la querida muchacha que sos
sino también las espléndidas
o cautelosas mujeres
que quise o quiero

porque gracias a vos he descubierto
(dirás que ya era hora
y con razón)
que el amor es una bahía linda y generosa
que se ilumina y se oscurece
según venga la vida

una bahía donde los barcos
llegan y se van
llegan con pájaros y augurios
y se van con sirenas y nubarrones
una bahía linda y generosa
donde los barcos llegan
y se van

pero vos
por favor
no te vayas.


Mass media

De los medios de comunicación
en este mundo tan codificado
con internet y otras navegaciones
yo sigo prefiriendo
el viejo beso artesanal
que desde siempre comunica tanto


Lovers go home

Ahora que empecé el dia
volviendo a tu mirada
y me encontraste bien
y te encontré más linda
ahora que por fin
está bastante claro
dónde estás y dónde
estoy
sé por primera vez
que tendré fuerzas
para construir contigo
una amistad tan piola
que del vecino
territorio del amor
ese desesperado
empezarán a mirarnos
con envidia
y acabarán organizando
excursiones
para venir a preguntarnos
cómo hicimos.


Mario Benedetti Farugia (Paso de los toros, Uruguay, 1920)

Mario Orlando Benedetti Farugia nace el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, Tacuarembó, Uruguay. Hijo de Brenno Benedetti y Matilde Farugia. Cursa sus estudios primarios en el Colegio Alemán de Montevideo, en donde reside desde los 4 años de edad. En 1934 ingresa en la Escuela Raumsólica de Logosofía. Su educación secundaria la realiza en condición de alumno libre en el Liceo Miranda, allá por el año 1935, debido a problemas económicos familiares, los cuales lo obligan a trabajar desde muy corta edad en un negocio de venta de repuestos para automóviles. Se traslada a Buenos Aires en 1938 pero entre 1941 y 1942 regresa a Montevideo. En 1945 se integra a la redacción del semanario Marcha donde se forma como periodista. Se mantendrá en esta labor hasta 1974, año en que el gobierno de facto del ex presidente constitucional Juan María Bordaberry clausura el semanario.
En 1946 se casa con Luz López Alegre. Dos años después se hace cargo de la dirección de la revista literaria Marginalia y publica, en 1948, un libro de ensayos al que titula Peripecia y novela.
En 1949 participa en la revista literaria Número y publica su primer libro de cuentos: Esta mañana. Al año siguiente publica su primer libro de poesía, La víspera indeleble.
En 1950 publica Sólo mientras tanto (poesía), editado por la revista Número, la cual se hace cargo también, al año siguiente, de las ediciones de Marcel Proust y otros ensayos y de El último viaje y otros cuentos. Ambas obras quedarán posteriormente integradas a otros títulos.
En 1952 participa activamente en el movimiento contra el Tratado Militar con los Estados Unidos. En 1953 publica Quién de nosotros, su primera novela. En 1954 toma la dirección de la revista Marcha, y como corresponsal de ésta y de El Diario, recorrerá nueve países de Europa en 1957. El año anterior, 1956, había publicado el libro Poemas de la Oficina.
En 1959 aparece su volumen de Cuentos montevideanos. Este mismo año reside por cinco meses en Estados Unidos.
Publica posteriormente La Tregua, novela traducida a trece idiomas y llevada después a las pantallas y al escenario. Publica además un ensayo titulado El país de la cola de paja. Su siguiente libro de poesía, en 1963, será Inventario Uno, después Poesía 1950-1958 y Poesía de hoy por hoy.
En 1965 publica la novela Gracias por el fuego.
Viaja a La Habana en 1966 y reside por un año en París. Vuelve a Cuba al año siguiente como jurado del concurso Casa de las Américas. Participa en varios encuentros y certámenes en calidad de jurado o invitado de honor. En 1968 asume como miembro del Consejo de Dirección de Casa de las Américas.
Funda y dirige el Centro de Investigaciones literarias de Casa de las Américas. En 1969 viaja a Argel, invitado al Primer Festival Cultural Panafricano.
En 1972 publica Los poemas comunicantes y en 1973, a raíz del golpe militar se exilia a Buenos Aires. En 1976 vuelve a Cuba, esta vez como exiliado, y se reincorpora al Consejo de Dirección de Casa de las Américas.
En 1977 publica un nuevo libro de poesías: La casa y el ladrillo y en 1979 publica Cotidianas. En 1980 se traslada a Palma de Mallorca e inicia la redacción de su novela Primavera con una esquina rota, por la cual recibirá, en Bruselas, 1987, el Premio Llama de oro, otorgado por Amnistía Internacional.
Un nuevo libro de poemas, Viento del exilio, ve la luz en 1981 y en 1982 el Consejo de Estado de Cuba le concede la Orden Félix Varela. Al año siguiente traslada su residencia a Madrid, para repatriarse en 1985 tras la restauración de la democracia en su país. Toma la decisión de residir alternadamente entre Montevideo y Madrid. Un nuevo libro de poemas en 1986: Preguntas al azar, y recibe el Premio Jristo Botev de Bulgaria, por obra poética y ensayística.
En 1988 publica su libro de poemas Yesterday y mañana.
En 1991 publica el libro de poemas Las soledades de Babel y en 1994, en Madrid, se publica Inventario 2 (1985-1994), recopilación de su obra poética.
Recibe el Premio Morosoli de Plata de Literatura, entregado por la Fundación Lolita Rubial, Uruguay, en 1996, y ese mismo año, junto a otros cincuenta escritores, es distinguido por el Estado de Chile con la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral. En 1997 es investido con el título Doctor honoris causa por la Universidad de Alicante y por la Universidad de Valladolid en España, y por la Universidad de la Habana en Cuba.
En 1999 recibe el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, a la vez que la Fundación Cultural y Científica Iberoamericana José Martí le concede I Premio Iberoamericano José Martí.
En 2003 publica Inventario tres.
En 2004 le conceden el Premio Etnosur y ese mismo año se presenta por primera vez, en Roma, el documental "Mario Benedetti y otras sorpresas", escrito y dirigido por Alessandra Mosca, y protagonizado por el mismo Benedetti.
En 2005 se presenta el libro de poesías Adioses y bienvenidas y se le otorga el XIX Premio Internacional Menéndez Pelayo, otorgado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Publica Canciones del que no canta en 2006.
Al fallecer su esposa, Luz López, el 13 de abril de 2006, se traslada definitivamente a su residencia en Montevideo.
En 2007, en la Universidad de la República, en Montevideo, Benedetti recibe la orden "Francisco de Miranda, en su Primera Clase", la más alta distinción que otorga el gobierno uruguayo por el aporte a la ciencia, la educación y al progreso de los pueblos.
En 2008 publica el libro de poesía Testigo de uno mismo.
Falleció el día Domingo 17 de Mayo, a los 88 años de edad, a mitad de la paz del sueño, estando en casa, en Uruguay, tras haber sufrido de problemas gastrointestinales en sus último 12 meses.
Mario Benedetti publicó más de 80 libros, de los cuales alrededor de 36 son de poesía, y ha sido traducido a 20 idiomas.

Antonio Cisneros Campoy (Perú, 1942)

"En estos tiempos malos bastará
con una mula vieja
y un ánfora de palo
brillante y negra..."

4

Hemos sepultado
en la distancia
el viaje
de las aves
hacia el puerto.
Ahora
sólo pienso
en los
ferrocarriles
surtos en la noche.
Papá,
no mires el
mar,
la espuma trae
en sus brazos
hombres
y pescadores hombres
muertos
en el tiempo.
No me busques,
el mar
sólo golpea
tu silencio.


(De Destierro, 1961)



Canción de negra

Lava que lava en el río.
Por dos reales tuve un amo.

De mi señor el obispo,
lava que lava el rosario.

Manchado tiene el anillo,
tiene el sombrero manchado.

Lava que lava, y el río
crecido va con mi llanto.


Canción de negro

Alta torre del velero,

entre sus patas de palo
nos amarró un marinero,

y mis hijos amarrados,
de penas se me murieron.

Alta torre del velero

¡te rompan los temporales
para enterrarme con ellos!

(De Comentarios Reales, 1964)



Dos soledades

I / Hampton Court


Y en este patio, solo como un hongo, adónde he de mirar.
Los animales de piedra tienen los ojos abiertos sobre la presa
enemiga
-ciudades puntiagudas y católicas ya hundidas en el río-
hace cien lustros
se aprestan a ese ataque. Ni me ven ni me sienten.
A mediados del siglo XIX los últimos veleros descargaron
el grano,
ebrios están los marinos y no pueden oírme
-las quillas de los barcos se pudren en la arena.
Nada se agita. Ni siquiera las almas de los muertos
-número considerable bajo el hacha, el dolor de costado,
la diarrea.
Enrique el Ocho, Tomás Moro, sus siervos y mujeres son el
aire quieto entre las arcadas y las torres, en el fondo
de un pozo sellado.
Y todo es testimonio de inocencia.
Por las diez mil ventanas de los muros se escapan el león y
el unicornio.
El Támesis cambia su viaje del Oeste al Oriente. Y anochece.

(De Canto ceremonial contra un oso hormiguero, 1968)


Café en Martirok Utja
(a Frigyes Todero)

Hay una lámpara floreada sobre el piano
y una estufa de fierro.
Bebes el vino junto a la única ventana:
un autobús azul y plata cada cinco minutos.
Pides el cenicero a la muchacha
(alta flor de los campos ven a mí).
La luz del otoño es en tu vaso
un reino de pájaros dorados.

Pero pronto anochece.
Los autobuses no son azul y plata,
el cenicero es una rata muerta,
el vaso está vacío.
La muchacha partió cuando encendieron
la lámpara floreada y tú mirabas
la lámpara floreada.
Puedes pedir otra jarra de vino,
pero esta noche
no esperes a los dioses en tu mesa.

(De El libro de Dios y de los Húngaros, 1978)


Taberna

En las tinieblas los cuerpos envejecen
sin que nadie repare en el escándalo

Un rostro amable y terso se confunde
con los belfos que van hacia la muerte.

Por eso somos hijos de la noche
a la puerta del templo. Un lamparín

es tabién el anuncio de reposo
para los cazadores extenuados.

Una taberna, por ejemplo, es en la noche
el frontispicio de las maravillas.

O al menos una luz en las colinas
donde rondan los perros salvajes.

Nadie teme a la muerte adormecido
en su mesa de palo y sin embargo

entre los altos vasos apacibles
se enfría el corazón con la insolencia

(y el encanto tal vez) de un tigre adulto
en la plaza del pueblo a pleno día.

Ninguna confidencia en verdad nos degüella.
Ni la risa recuerda a un jabalí

de pelambre dorada y fino precio.
El páncreas es un campo de ciruelas.

Los diablos apagan la linterna.
Aguardan (como suelen) donde cesa la luz.

(De Las inmensas preguntas celestes, 1992)


Asunción de la Virgen

Y ya no sé por qué, en medio del camino de
la vida (entre la selva oscura) me dije es
mara villa (sin mucha convicción) tener una
vejez sabia y serena repleta de gaviotas
como un campo de sal. Una luz de bengala
en el jardín la noche de año nuevo. No lo sé.
Cómo me gustaría, si no es mucho pedir,
reposar en la playa, sin mayores apremios
financieros y con buena salud. Igual que un
viejo serafín tendido en un garito o apenas
recostado contra un jacarandá. Así me dije
( sin mucha convicción) y recordé que no
sabemos nada de tu edad pasados los
sesenta. Tan sólo que te fuiste en cuerpo y
alma al reino de los cielos. Muerto tu hijo
Jesús, la historia dejó de registrarte. La
gárgola, que todo lo devora, te cobra media
entrada en los teatros y te concede algunos
privilegios en el bar.

(De Un crucero a las islas Galápagos (Nuevos cantos Marianos), 2005)


Tercer movimiento (Affettuosso)


Para hacer el amor
debe evitarse un sol muy fuerte sobre los ojos de la muchacha
tampoco es buena la sombra si el lomo del amante se achicharra
para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los pastos amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo es rocoso ni cerca
de las aguas.
Poco reino es la cama para este buen amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los amantes
podrán holgarse en todos sus caminos.
La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable, limpio y redondo como un techo
y entonces
la muchacha no vera el Dedo de Dios.
Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos,
las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se aprende.

(De Agua que no has de beber, 1971)


Antonio Cisneros Campoy (Lima, Perú, 1942)

Nació en Lima el 27 de diciembre de 1942 y estudió en las universidades Católica y de San Marcos; se doctoró en letras en 1974. Hizo sus estudios de posgrado en Gran Bretaña y ejerció posteriormente la cátedra en las universidades de Huamanga y San Marcos en Perú, y en la Universidad de Budapest, Berkeley, Berlín y Virginia, fuera de su país. Simultáneamente ha desarrollado una ardua labor periodística, habiendo dirigido varias revistas y suplementos, entre ellos, El caballo rojo, 30 días y El búho.
Ha publicado once libros de poesía: Destierro (1961), David (1962), Comentarios reales (1964), Canto ceremonial contra un oso hormiguero (1968), Agua que no has de beber (1971), Como higuera en un campo de golf (1972), El libro de Dios y de los húngaros (1978), Crónica del Niño Jesús de Chilca (1981), Monólogo de la casta Susana (1986), Por la noche los gatos (1988), Material de lectura (1989), Propios como ajenos (1989), Postales para Lima (1991), Las inmensas preguntas celestes (1992) y Un crucero a las islas Galápagos (nuevos cantos marianos) (2005). En 1996 se publicó un volumen con su obra escrita hasta ese momento: Poesía reunida. Entre sus obras en prosa encontramos: El arte de envolver pescado (1990) y El libro del buen salvaje (1995).
En 1978 fue becario de la Fundación Guggenheim de Nueva York. En 1965 ganó el Premio Nacional de Poesía del Perú José Santos Chocano. En 1968 ganó el concurso de poesía Casa de Las Américas de Cuba. Además ha ganado el Premio Rubén Darío (México, 1981), el premio Parra del Riego (Montevideo, 1990), el premio Gabriela Mistral, otorgado por la Organización de Estados Americanos (2000), y el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso (Chile, 2004).
Ha sido distinguido con el grado de Caballero de la Orden de la Artes y las Letras de la República Francesa (2004).
Sus obras han sido publicadas en inglés, francés, alemán, holandés y húngaro, y gran número de sus poemas han sido traducidos al italiano, portugués, sueco, danés, finlandés, rumano, turco, griego, japonés, serbio, chino y ruso.

jueves, 23 de abril de 2009


"...el azar era simple
como entrar en tus ojos
dejame entrar..."


Amor de tarde

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.

Intimidad

Soñamos juntos
juntos despertamos
el tiempo hace o deshace
mientras tanto

no le importan tu sueño
ni mi sueño
somos torpes
o demasiado cautos

pensamos que no cae
esa gaviota
creemos que es eterno
este conjuro
que la batalla es nuestra
o de ninguno

juntos vivimos
sucumbimos juntos
pero esa destrucción
es una broma
un detalle una ráfaga

un vestigio
y un abrirse y cerrarse
el paraíso

ya nuestra intimidad
es tan inmensa
que la muerte la esconde
en su vacío

quiero que me relates
el duelo que te callas

por mi parte te ofrezco
mi última confianza

estás sola
estoy solo
pero a veces
puede la soledad
ser
una llama.

Testamento de miércoles

Aclaro que éste no es un testamento
de esos que se usan como colofón de vida
es un testamento mucho más sencillo
tan solo para el fin de la jornada

o sea que lego para mañana jueves
las preocupaciones que me legara el martes
levemente alteradas por dos digestiones
las usuales noticias del cono sur
y la nube de mosquitos casi vampiros

lego mis catorce estornudos del mediodía
una carta a mi mujer en la que falta la posdata
el final de una novela que a duras penas leo
las siete sonrisas de cinco muchachas
ya que hubo una que me brindó tres
y el ceño fruncido de un señor
que no conozco ni aspiro a conocer

lego un colorido ajedrez moscovita
una computadora japonesa sin pilas
y la buena radio en que está sonando
el español grisáceo de la bibicí
ah la olivetti y el cepillo de dientes
no los lego porsiaca
lego tropos y metáforas de uso privado
que modestamente acuñe en la tarde
por ejemplo el astillero en que reparo mis sueños
el pájaro aleatorio que surge del crepúsculo
la cortina de lluvia que miro y no descorro
lego un remordimiento porque es aleccionante
y un poco de tristeza por que es inevitable
también mi soledad con la ilusión
de que el jueves resuelva no admitirla
y me sancione con presencias varias

lego los crujidos de mis viejas bisagras
también una tajada de mi sombra
no toda por que un hombre sin su sombra
no merece el respeto de la gente

lego el pescuezo recién lavado
como para un jueves de guillotina
una maceta con hierbabuena
y otra con un bionato que me hastía
ya que esta cargante convolvulácea
me está invadiendo el cuarto con sus hojas

lego los suburbios de una idea
un tríptico de espejos que me agrade
el mar allá al alcance de la mano
mis cóleras por orden alfabético
y un breve y curioso estado de ánimo
que todavía no se si es inocencia
o estupidez malsana
o alegría

sólo ahora lo advierto
en paredes y anaqueles y venas
en glándulas y techos y optimismos
me quedan tantas cosas por legar
que mejor las incluyo
en otro testamento
digamos el del viernes

Mucho más grave

Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo
y eso en verdad no es nada extraordinario
vos lo sabés tan objetivamente como yo

sin embargo hay algo que quisiera aclararte
cuando digo todas las parcelas
no me refiero sólo a esto de ahora
a esto de esperarte y aleluya encontrarte
y carajo perderte
y volverte a encontrar
y ojalá nada más

no me refiero sólo a que de pronto digas
voy a llorar
y yo con un discreto nudo en la garganta
bueno llorá
y que un lindo aguacero invisible nos ampare
y quizá por eso salga enseguida el sol

ni me refiero sólo a que día tras día
aumente el stock de nuestras pequeñas
y decisivas complicidades
o que yo pueda o creerme que puedo
convertir mis reveses en victorias
o me hagas el tierno regalo
de tu más reciente desesperación

no
la cosa es muchísimo más grave

cuando digo todas las parcelas
quiero decir que además de ese dulce cataclismo
también estás reescribiendo mi infancia
esa edad en que uno dice cosas adultas y solemnes
y los solemnes adultos las celebran
y vos en cambio sabés que eso no sirve
quiero decir que estás rearmando mi adolescencia
ese tiempo en que fui un viejo cargado de recelos
y vos sabés en cambio extraer de ese páramo
mi germen de alegría y regarlo mirándolo

quiero decir que estás sacudiendo mi juventud
ese cántaro que nadie tomó nunca en sus manos
esa sombra que nadie arrimó a su sombra
y vos en cambio sabés estremecerla
hasta que empiecen a caer las hojas secas
y quede el armazón de mi verdad sin proezas

quiero decir que estás abrazando mi madurez
esta mezcla de estupor y experiencia
este extraño confín de angustia y nieve
esta bujía que ilumina la muerte
este precipicio de la pobre vida

como ves es más grave
muchísimo más grave
porque con estas o con otras palabras
quiero decir que no sos tan sólo
la querida muchacha que sos
sino también las espléndidas
o cautelosas mujeres
que quise o quiero

porque gracias a vos he descubierto
(dirás que ya era hora
y con razón)
que el amor es una bahía linda y generosa
que se ilumina y se oscurece
según venga la vida

una bahía donde los barcos
llegan y se van
llegan con pájaros y augurios
y se van con sirenas y nubarrones
una bahía linda y generosa
donde los barcos llegan
y se van

pero vos
por favor
no te vayas.

Mass media


De los medios de comunicación
en este mundo tan codificado
con internet y otras navegaciones
yo sigo prefiriendo
el viejo beso artesanal
que desde siempre comunica tanto

Lovers go home

Ahora que empecé el dia
volviendo a tu mirada
y me encontraste bien
y te encontré más linda
ahora que por fin
está bastante claro
dónde estás y dónde
estoy
sé por primera vez
que tendré fuerzas
para construir contigo
una amistad tan piola
que del vecino
territorio del amor
ese desesperado
empezarán a mirarnos
con envidia
y acabarán organizando
excursiones
para venir a preguntarnos
cómo hicimos.

Mario Benedetti Farugia (Paso de los toros, Uruguay, 1920)

Mario Orlando Benedetti Farugia nace el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, Tacuarembó, Uruguay. Hijo de Brenno Benedetti y Matilde Farugia. Cursa sus estudios primarios en el Colegio Alemán de Montevideo, en donde reside desde los 4 años de edad. En 1934 ingresa en la Escuela Raumsólica de Logosofía. Su educación secundaria la realiza en condición de alumno libre en el Liceo Miranda, allá por el año 1935, debido a problemas económicos familiares, los cuales lo obligan a trabajar desde muy corta edad en un negocio de venta de repuestos para automóviles. Se traslada a Buenos Aires en 1938 pero entre 1941 y 1942 regresa a Montevideo. En 1945 se integra a la redacción del semanario Marcha donde se forma como periodista. Se mantendrá en esta labor hasta 1974, año en que el gobierno de facto del ex presidente constitucional Juan María Bordaberry clausura el semanario.

En 1946 se casa con Luz López Alegre. Dos años después se hace cargo de la dirección de la revista literaria Marginalia y publica, en 1948, un libro de ensayos al que titula Peripecia y novela.
En 1949 participa en la revista literaria Número y publica su primer libro de cuentos: Esta mañana. Al año siguiente publica su primer libro de poesía, La víspera indeleble.

En 1950 publica Sólo mientras tanto (poesía), editado por la revista Número, la cual se hace cargo también, al año siguiente, de las ediciones de Marcel Proust y otros ensayos y de El último viaje y otros cuentos. Ambas obras quedarán posteriormente integradas a otros títulos.
En 1952 participa activamente en el movimiento contra el Tratado Militar con los Estados Unidos. En 1953 publica Quién de nosotros, su primera novela. En 1954 toma la dirección de la revista Marcha, y como corresponsal de ésta y de El Diario, recorrerá nueve países de Europa en 1957. El año anterior, 1956, había publicado el libro Poemas de la Oficina.
En 1959 aparece su volumen de Cuentos montevideanos. Este mismo año reside por cinco meses en Estados Unidos.
Publica posteriormente La Tregua, novela traducida a trece idiomas y llevada después a las pantallas y al escenario. Publica además un ensayo titulado El país de la cola de paja. Su siguiente libro de poesía, en 1963, será Inventario Uno, después Poesía 1950-1958 y Poesía de hoy por hoy.
En 1965 publica la novela Gracias por el fuego.

Viaja a La Habana en 1966 y reside por un año en París. Vuelve a Cuba al año siguiente como jurado del concurso Casa de las Américas. Participa en varios encuentros y certámenes en calidad de jurado o invitado de honor. En 1968 asume como miembro del Consejo de Dirección de Casa de las Américas.

Funda y dirige el Centro de Investigaciones literarias de Casa de las Américas. En 1969 viaja a Argel, invitado al Primer Festival Cultural Panafricano.

En 1972 publica Los poemas comunicantes y en 1973, a raíz del golpe militar se exilia a Buenos Aires. En 1976 vuelve a Cuba, esta vez como exiliado, y se reincorpora al Consejo de Dirección de Casa de las Américas.
En 1977 publica un nuevo libro de poesías: La casa y el ladrillo y en 1979 publica Cotidianas. En 1980 se traslada a Palma de Mallorca e inicia la redacción de su novela Primavera con una esquina rota, por la cual recibirá, en Bruselas, 1987, el Premio Llama de oro, otorgado por Amnistía Internacional.
Un nuevo libro de poemas, Viento del exilio, ve la luz en 1981 y en 1982 el Consejo de Estado de Cuba le concede la Orden Félix Varela. Al año siguiente traslada su residencia a Madrid, para repatriarse en 1985 tras la restauración de la democracia en su país. Toma la decisión de residir alternadamente entre Montevideo y Madrid. Un nuevo libro de poemas en 1986: Preguntas al azar, y recibe el Premio Jristo Botev de Bulgaria, por obra poética y ensayística.
En 1988 publica su libro de poemas Yesterday y mañana.
En 1991 publica el libro de poemas Las soledades de Babel y en 1994, en Madrid, se publica Inventario 2 (1985-1994), recopilación de su obra poética.

Recibe el Premio Morosoli de Plata de Literatura, entregado por la Fundación Lolita Rubial, Uruguay, en 1996, y ese mismo año, junto a otros cincuenta escritores, es distinguido por el Estado de Chile con la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral. En 1997 es investido con el título Doctor honoris causa por la Universidad de Alicante y por la Universidad de Valladolid en España, y por la Universidad de la Habana en Cuba.

En 1999 recibe el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, a la vez que la Fundación Cultural y Científica Iberoamericana José Martí le concede I Premio Iberoamericano José Martí.

En 2003 publica Inventario tres.

En 2004 le conceden el Premio Etnosur y ese mismo año se presenta por primera vez, en Roma, el documental "Mario Benedetti y otras sorpresas", escrito y dirigido por Alessandra Mosca, y protagonizado por el mismo Benedetti.

En 2005 se presenta el libro de poesías Adioses y bienvenidas y se le otorga el XIX Premio Internacional Menéndez Pelayo, otorgado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Publica Canciones del que no canta en 2006.

Al fallecer su esposa, Luz López, el 13 de abril de 2006, se traslada definitivamente a su residencia en Montevideo.

En 2007, en la Universidad de la República, en Montevideo, Benedetti recibe la orden "Francisco de Miranda, en su Primera Clase", la más alta distinción que otorga el gobierno uruguayo por el aporte a la ciencia, la educación y al progreso de los pueblos.

En 2008 publica el libro de poesía Testigo de uno mismo.

Mario Benedetti ha publicado más de 80 libros, de los cuales, 36 son de poesía, y ha sido traducido a 20 idiomas.

lunes, 13 de abril de 2009

Marosa Di Giorgio (Uruguay, 1932 - 2004)

"Árbol de magnolias,
te conocí el día primero de mi infancia..."

A VECES, EN EL TRECHO DE HUERTA


A veces, en el trecho de huerta que va desde el hogar
a la alcoba, se me aparecían los ángeles.
Alguno, quedaba allí de pie, en el aire, como un gallo
blanco -oh, su alarido-, como una llamarada de azucenas
blancas como la nieve o color rosa.
A veces, por los senderos de la huerta, algún ángel me
seguía casi rozándome; su sonrisa y su traje, cotidianos;
se parecía a algún pariente, a algún vecino (pero, aquel
plumaje gris, siniestro, cayéndole por la espalda
hasta los suelos...). Otros eran como mariposas negras
pintadas a la lámpara, a los techos, hasta que un día
se daban vuelta y les ardía el envés del ala, el pelo,
un número increíble.
Otros eran diminutos como moscas y violetas e iban
todo el día de aquí para allá y ésos no nos infundían miedo,
hasta les dejábamos un vasito de miel en el altar.


(De Historial de las violetas, 1965)



POEMA X

Este melón es una rosa,
este perfuma como una rosa,
adentro debe tener un ángel
con el corazón y la cintura siempre en llamas.
Este es un santo,
vuelve de oro y de perfume
todo lo que toca;
posee todas las virtudes, ningún defecto,
yo le rezo,
después lo voy a festejar en un poema.
ahora, sólo digo lo que él es:
un relámpago,
un perfume,
el hijo varón de las rosas.



(De Magnolia, 1965)



YENDO POR AQUEL CAMPO

Yendo por aquel campo, aparecían, de pronto, esas extrañas
cosas. Las llamaban por allí, virtudes o espíritus. Pero, en
verdad eran la producción de seres tristes, casi inmóviles,
que nunca se salían de su lugar.
Estancias al parecer, del otro mundo, y casi eternas,
porque el viento y la lluvia las lavaban y abrillantaban, cada
vez más. Era de ver aquellas nieves, aquellas cremas,
aquellos hongos purísimos... Esos rocíos, esos huevos,
esos espejos.
Escultura, o pintura, o escritura, nunca vista, pero, fácilmente
descifrable.
Al entreleerla, venía todo el ayer, y se hacía evidente
el porvenir.
Los poetas mayores están allá, donde yo digo.


(De Clavel y tenebrario, 1979)



HABÍA NACIDO CON ZAPATOS

Había nacido con zapatos. Rojos, finos, de taco alto,
que fueron la desesperación de todos los que vivimos juntos
en aquel tiempo.
Y en la cara tenía varias dentaduras, y lentes celestes como
el fuego.
Al pasar, por la tarde, parecía el ángel de la devoración con
pie punzó.
Mas, en realidad, amó la luz solar. Comía guindas, llevándose
una a cada boca.
Y sentía temor y amor hacia el Maestro Tigre que llegaba
en la noche a buscar doncellas.
Y nunca la eligió.


(De La liebre de marzo, 1981)



LOS LEONES RONDABAN LA CASA

Los leones rondaban la casa.
Los leones siempre rondaron.
Siempre se dijo que los leones rondaron siempre.
Parecían salir de los paraísos y el rosal.
Los leones eran sucios y dorados.
Ellos eran muy bellos.
Los ojos como perlas. Y un broche brillante en el pecho
entre aquel pelo áureo.
Los leones entraron a la casa.
Corrimos a esconder los floreros de sal, de azúcar, el cometa
Halley, las queridísimas sábanas nevadas, la
colección
estampillas. Y a traer los sudarios.
Los leones eran al mismo tiempo, presentes e invisibles, al
mismo tiempo, visibles e invisibles.
Se oía el rumor de la leche que robaban, el clamor de la miel
y la carne que cortaban.
Llevaron hacia afuera a la abuela oscura, la que tenía una
guía de rositas alrededor del corazón.
Y la comieron fríamente. Como en un simulacro.
Y -como si hubiese sido un simulacro!- ella tornó a la
casa y dijo: -Los leones rondaron siempre. Están delante
de los paraísos y el rosal. Dijo: -Los leones están acá.


(De Mesa de esmeralda, 1985)



ÁRBOL DE MAGNOLIAS

Árbol de magnolias,
te conocí el día primero de mi infancia,
a lo lejos te confundes con la abuela, de cerca, eres el aparador
de donde ella sacaba el almíbar y las tazas.
De ti bajaron los ladrones;
Melchor, Gaspar y Baltasar;
de ti bajaban los pastores y los gatos;
los pastores, enamorados como gatos,
los gatos, serios como hombres, con sus bigotes y sus ojos de enamorados
Esclava negra sosteniendo criaturitas, inmóviles, nacaradas.
Virgen María de velo negro,
de velo blanco, allá en el patio.
Eres la abuela, eres mamá, eres Marosa, todo eres, con tu
eterna
juventud, tu vejez eterna,
niña de Comunión, niña de novia,
niña de muerte.
De ti sacaban las estrellas como tazas,
las tazas como estrellas.
Estuvo oculto en tus ramos el Libro del Destino.
Te has quedado lejos, te has ido lejos.
Pero, voy retrocediendo hacia ti,voy avanzando hacia ti.
Te veré en el cielo.
No puede ser la eternidad sin ti.


(De Los papeles salvajes, 1991)



MI ALMA ES UN VAMPIRO

Mi alma es un vampiro grueso, granate, aterciopelado. Se
alimenta de muchas especies y de sólo una. Las busca en la
noche, la encuentra, y se la bebe, gota a gota, rubí por rubí.
Mi alma tiene miedo y tiene audacia. Es una muñeca grande,
con rizos, vestido celeste.
Un picaflor le trabaja el sexo.
Ella brama y llora.
Y el pájaro no se detiene.

(De Obra completa, 2005)



MISAL DE LA VIRGEN

-Usted nunca tuvo hijos.
-No. Aunque, un día, cuando era chica, surgieron de mí, de mi pelvis, tres
lagartos. En cartílago grueso y anillado. Tres.
-Eh.
-Sí. Iban por la hierba. Al parecer tenían ojos, pero no pude saberlo. Se
hundieron en el piso.
-Oh.
-Pero antes oí un alarido, como si dijesen: ¡Mamá! ¡Ay, madre! ¡Ay!
-Oh.
-No volvieron nunca. En el momento de la parición, salían de mis pechos (del
izquierdo y del derecho), una gotita de sangre y una gotita de leche.
-...!
Y ella quedó impasible. Y aunque era completamente blanca, pareció lo que
siempre había parecido:
Una princesa india, abajo de su anacahuita.
(De Obra completa, 2005)



Marosa Di Giorgio Medici (Salto, Uruguay, 1932 - Montevideo, 2004)

Nace en Salto, Uruguay en 1932, en la localidad de San Antonio, zona agraria en que se habían establecido inmigrantes italianos que se dedicaban al cultivo de sus tierras. La familia de Marosa era de origen toscano. Su infancia transcurre por tanto en un ambiente familiar y pacífico. Marosa gustaba de la quietud de su entorno y se deslumbra por la naturaleza que la rodea. En su adolescencia se traslada a una zona más céntrica de Salto, donde realiza su educación secundaria y posteriormente su estudio de arte escénico, que, aún siendo una de sus pasiones, no logrará desarrollar. Empieza a escribir antes de terminar su instrucción escolar y lanza sus primeras publicaciones en revistas locales, a los 17 años. Ya mostraba también sus peculiares formas en su vestido, sus opiniones, sus actitudes, siempre muy original y hasta extravagante. Gustaba de alhajar su figura con adornos llamativos y maquillaje exuberante.
Tempranamente comenzó a rodearse de artistas y escritores, con los cuales compartía largas veladas artísticas. A pesar de todo, siempre asomaba la timidez en el centro de su llamativa apariencia.
En 1954 publica su primer libro, Poemas, al que siguieron Humo, Druida, Historial de las violetas, Magnolia, La guerra de los huertos, Está en llamas el jardín natal, Los papeles salvajes, Gladiolos de luz de luna, todas ellas fueron objeto de gran aceptación y buenos comentarios, tanto en su país, como en el extranjero. Su estilo muy personal, su sensibilidad, su facilidad para jugar con la prosa y hacerla poesía. Utiliza el universo que la rodea y lo plasma maravillosamente, según su especial percepción. Por esta razón la obra de Di Giorgio se asocia frecuentemente al surrealismo, ya que el juego onírico le otorga a su obra una preponderancia de lo irracional sobre lo estrictamente regido por la razón. Marosa, sin embargo, no cae en el caos del inconsciente.
En 1978 se traslada a Montevideo y posteriormente visita Europa, Estados Unidos, Israel, Argentina y Chile.
Publicó después Clavel y tenebrario, La liebre de marzo, Mesa de esmeralda, La falena, y Membrillo de Lusana.
Realizaba recitales de sus propias obras en los que se presentaba descalza, vestida de negro y con flores apretadas contra el pecho, generalmente de color rojo, saciando de alguna forma su gran anhelo actoral.
En 1993 publica Misales, libro de relatos eróticos (de hecho, tal es el subtítulo del libro: “Relatos eróticos”), en el cual, la sensualidad desborda todo lo ya insinuado en sus anteriores publicaciones. Marosa considerará, en alguna de sus expresiones, que “la escritura es una forma de vivir el sexo”.
Las últimas obras de Di Giorgio serían Camino de las pedrerías, Rosa mística, Flor de lis, y la novela Reina Amelia.
Marosa nunca se casó y no tuvo hijos. Siempre lejana, casi inabordable, por lo menos en la apariencia. Quienes la conocieron opinan de ella, más bien como una persona cálida, afable.
Di Giorgio fue acreedore de la Beca Fullbright, y en 2001 gana el primer premio del Festival Internacional de Poesía de Medellín.
Fallece el 17 de agosto de 2004, en Montevideo. Fue enterrada en Salto, su tierra natal.