lunes, 16 de marzo de 2009

Leer Poesía: una introducción necesaria.



En los últimos años se han venido sucediendo artículos de prensa en las secciones culturales de diarios importantes, en los cuales se menciona, quejumbrosamente, el aparente abandono por parte de los lectores, hacia la poesía. No hay mucho que discurrir en realidad, basta repasar las listas de libros más vendidos en las librerías más importantes de nuestros países y si entre ellos aparece algún libro de poesía, de seguro se tratará de un error.

Pero, ¿qué tan trascendente puede ser esto, tanto para las personas, los lectores, como para las y los poetas?

Pertenecer a una minoría cultural siempre ha sido motivo de vanidad. Y esto es especialmente cierto en la poesía. Más de alguna vez, algún escritor de narrativa ha acusado a los poetas de creerse los seres privilegiados de la creación (literaria y no literaria).

Se escucha, en el medio literario, una suerte de lamento por parte de las y los poetas, en el que se argumenta que "de la poesía no se puede vivir" y se genera una especie de "martirio" poético al cual son arrimados aquellos "grandes seres" que a pesar de la adversidad, deciden entregar sus esfuerzos vitales a la creación y la difusión de la poesía. Casi un gesto heróico, por llamarlo de alguna manera.

Conozco a más de un poeta (y para no seguir mencionando "las y los poetas", permítanme generalizar en el término "poetas" con artículo masculino) que en realidad lleva a cuestas su oficio, con amor de santo, casi religiosamente, como una cruz que, a pesar del dolor que le causa, le enorgullece cargar. Y el sustento económico llega de las maneras más inverosímiles, milagrosamente. Tal vez surja, de este esfuerzo piadoso, y esta provisión misteriosa, la audaz idea de que los poetas, son en realidad, seres iluminados.

Pero a fin de cuentas, mortales y nada más. Lo cierto es que, odiados o idolatrados, los presagios y las profecías que colocaron una fecha a la muerte de la poesía, han tenido que ir postergando sus vaticinios y han tenido que enfrentarse con una realidad inevitable: los poetas son mortales, pero la poesía no.

Y sí; las personas no buscan poesía como lectura habitual, los libros de poesía no ocupan lugares de bestsellers, los poetas seguimos siendo seres extraños y clandestinos.

Después de leer una conocida novela de Philip Roth, comentándola con un amigo, llegué a una conclusión genial: a él le había fascinado, y a mi no. Ambos reconocimos sin duda alguna que Roth es un escritor imprescindible en nuestro siglo XXI. Ambos acordamos que leeríamos algún otro libro de su autoría para comentarlo, tal como hicimos con el anterior. La subjetividad, el gusto, el mercado, la publicidad, todos estos factores participaron en nuestra conversación y en nuestra conclusión final. No habiendo sido una narración de mi agrado, pude reconocer, como muchos otros lectores, que Roth es un tremendo escritor.

Esto no sucede en la poesía. La subjetividad nos traiciona. Si un poema no nos gusta, entonces es malo, y muy posiblemente todos los poemas de este autor serán igual de malos o peores. Si un poema es de mi agrado, entonces es buena poesía la que aquel autor escribe y concluiré que es un buen poeta. A diferencia de la narración, en la poesía se dificulta la objetividad.

Y en eso radica el problema de la lectura de la poesía. En que no sabemos apreciar la obra poética en cuanto obra artística como tal. No podemos reconocer como buena poesía a aquella que no nos gustó. Objetivamente hablando, deberíamos ser capaces de calificar un poema en la medida de su valor real, y poder concluir después de saborearla, en alguna expresión como: "no me gustó mucho, pero es en realidad un muy buen poema" y planificar leer a ese mismo o a otro poeta, por el simple placer de leer poesía.

Lamentablemente, para llegar a este punto de objetividad con la poesía, sólo existe un camino: leer, leer y leer poesía.

En esta página humilde, a esto es justamente, a lo que invitamos.

1 comentario:

  1. Bueno, desde el planteamiento de que la poesía sirve para que algunos se levanten mejor cada mañana y de que son pocos los sacrificados que pueden interesarse, la verdad es que me importa poco que la poesía sea algo minoritario, o más bien de lunaticos en serie.
    Siempre fue así, a pocos les interesan las matemáticas o la poesía.Es difícil encontrarles una necesidad.
    Aunque te hacen sentirte bien.

    Un saludo
    alberto
    www.altilloparados.blogspot.com

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